domingo, 6 de septiembre de 2009

BAJAME ESE TONITO... (o cómo te editorializan con la voz)

Por Roxana Balsarini
Los locutores somos especialistas en lo que se ha dado en llamar la función conativa del lenguaje. Es decir, en darle intencionalidad a un texto, con el objeto de generar una reacción en el receptor del mensaje. Para eso estamos entrenados. Para eso estudiamos y ejercitamos los rasgos retóricos de nuestra voz. Los recursos vocales son variados: timbre, volumen, tono, velocidad, gestos sonoros. Y su combinación busca un efecto.
Por ejemplo, si Pancho Ibáñez te dice desde la pantalla que te tomes una botellita de un líquido inmundo porque tiene unos bichitos que se llaman lcassei defensis, o algo así, y que te vienen bárbaro para no enfermarte, uno le cree. ¿Porque es veraz la información? Quién sabe. Lo cierto es que suena verosímil. ¿Por qué? Porque la dice en forma pausada, usando tonos medios y graves, en un volumen medio, combinación que da sensación de seguridad, aplomo, veracidad. Lo mismo pasa con las publicidades de medicamentos: puede que el “testimonio” sea de alguna persona con la que el público se identifique, pero el cierre formal del spot está a cargo, generalmente, de voces masculinas graves, con timbres resonantes

Otro ejemplo: en las locuciones que me tocan en el Luna Park o la Plaza de Mayo, debo utilizar tonos medios a altos (que son más audibles), hacer un correcto uso de las pausas para que el sonido llegue hasta la última fila y no se empasten las frases. Tiene mucho que ver, en este caso, el ámbito en el que se produce el acto comunicacional. No es lo mismo una plaza que un salón de la Legislatura.

Estas cuestiones pueden o no estar ligadas al convencimiento de quien habla. Yo no sé si Pancho Ibáñez se cree lo de los lcassei defensis, pero utiliza las curvas entonacionales correctas para convencer. A mí me resulta particularmente natural conducir una marcha del 24, sencillamente porque estoy convencida de lo que digo, pero cuando tengo que conducir un acto en la legislatura que tiene que ver con el pedido de mayor seguridad, por ejemplo, la cosa se complica. Sin embargo, ahí están las curvas entonacionales para que yo pueda cumplir eficazmente mi trabajo

Ahora… ¿qué pasa con las curvas entonacionales en los noticieros de la tele? Están pautadas, por lo que escucha un oído entrenado. Así como cada canal tiene un tinte, una imagen distintiva, también hay una línea de entonación reconocible. Como regla general - y dentro de los esquemas propios- las noticias de carácter policial se comentan en tonos graves, con caída final y muchas pausas, en tanto las notas de color, deportivas y de espectáculos llegan al telespectador en tonos agudos, a velocidad rápida y en timbres brillantes. Veamos (y escuchemos) los “informativos” de algunos canales de aire:

- Canal 7: Utilizan tonos medios y graves, con velocidad lenta a media, volumen medio, timbres resonantes. Denota seriedad pero aburre.

- Canal 9: “Me dan ganas de pegarle” contesté mi hija cuando le pregunté qué le pasaba cuando escuchaba al locutor. Esto es porque usan tonos medios a agudos en general con caida en graves al final de las frases, hablan rápido, con timbres brillantes, a volumen alto. Este esquema provoca exaltación, exasperación, molestia. El que mira el informativo de canal 9 se siente Michael Douglas en “un día de furia”

- Telefé: Mi hija dijo “tienen más vínculo con la gente”. Esta sensación de mi piba tiene que ver con el manejo de una interesante variación tonal. Usan tonos graves, medios y agudos, hay mucha musicalidad, producto de la distribución armónica de los sonidos en el tiempo, el volumen es medio y los timbres resonantes, por lo general. Telefé no molesta, habitualmente es bastante creíble, e imprimen cierta jocosidad con tonos agudos cuando se trata de noticias insólitas o de color.

- Canal 13: Es el maestro de la editorialización a partir, también, de las curvas entonacionales. Dividen ostentosamente el tipo de locución que hacen según el carácter de las noticias. Cuando se trata de policiales, pobreza, enfermedades, las señales vocales son monocordes con caída de finales, hay largas pausas para permitir que el telespectador deje correr sus emociones, se alargan vocales antes de las pausas, los timbres son resonantes. El resultado en quien está escuchando es la sensación de miedo, agobio, depresión. Y que lo que le dicen es verdad.
En cambio, en notas de color, espectáculos y deportes, el tono es agudo, la velocidad rápida, los timbres brillantes y el volumen elevado.
Y hete aquí el mayor descubrimiento de Canal 13 en cuanto a la editorialización por la entonación: cuando se tratan noticias que tienen que ver con acciones del Gobierno Nacional, cuando deberían ser neutrales, utilizan un esquema que combina tonos medios y agudos, timbres brillantes, velocidad rápida, volumen alto. Igualito que con las notas de color. ¿Qué logran con esto? Restarle verosimilitud a los anuncios gubernamentales. Usan gestos sonoros, que pueden ser fonemas extendidos, chistidos, susurros o respiraciones audibles (¿recuerdan a José de Zer?), de modo de aportar frescura y naturalidad al texto, lo que logra la identificación del oyente. Proponen dudas, disminuyendo la velocidad , alargando una letra o parte de una palabra. Expresan sarcasmo, estirando algunas letras de una palabra y llevándolas al agudo al final. Por eso suena a que “el gobierno dice H pero en realidad es B, y nosotros que somos los re pi piolas del mundo nos damos cuenta y se lo decimos” Una genialidad. Si esto se agrega a la adjetivación, las pantallas partidas y la sonrisita socarrona de los conductores, el objetivo editorial del medio está cumplido.
Definitivamente, los medios tienen más recursos de los que la mayoría de la gente percibe concientemente. Y los usan

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente!
María