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martes, 6 de septiembre de 2011

Caso Candela. Documento de la Red de Observatorios Universitarios de Medios (ROUM) para contribuir al debate en torno al caso Candela.

En ocasión del trágico caso Candela, la ROUM ya se expresó en forma inicial, con un texto de su director: “El trágico caso Candela y la bestialidad mediática” (1). El impacto que tuvieron y tienen los acontecimientos del mismo provocó una sana iniciativa: abrir el diálogo y el debate al interior del universo comunicacional, para que empresas, periodistas, sindicatos, universidades y organizaciones sociales propongan una suerte de protocolo o guía de usos profesionales que, siempre garantizando la libertad de prensa, y frente a hechos como el que nos ocupa, defienda los derechos de las víctimas, de su familiares y del conjunto de la sociedad; y asegure además el curso legal de las actuaciones policiales y judiciales, y el cumplimiento de la leyes y los principios de Derechos Humanos que amparan a todos los involucrados, incluso a sospechosos, imputados y procesados.

En primer lugar, entendemos que ese debate sólo es o podrá ser posible gracias al contexto político y cultural propiciado en el país desde 2003, primero por Néstor Kirchner y en la actualidad por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, desde la recuperación de la política y la discusión democrática como vector de la construcción social, y desde políticas de Estado fuertemente inclusivas, como lo es, en nuestro campo específico, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

También consideramos que el mejor camino para la discusión abierta debe pasar por reconocer que el cumplimiento de los objetivos que la misma se propone dependerá, en forma sustancial y decisiva, de la continuidad y profundización de proyecto de país que enarbola el actual gobierno nacional, tomando nota de que las prácticas de los oligopolios de la comunicación no son consecuencia de errores en el ejercicio de la profesión, ni de de carencia normativas, sino que responden a decisiones estratégicas de las empresas, que conciben a la información como una mercancía de apropiación privada y disciplinadora del conjunto social detrás de sus sistemas de intereses y de consecuentes aparatos ideológicos.

El abogado y jurista de la ROUM, Hugo Cervi, da cuenta del marco jurídico general que regula la actividad de los medios, incluida la que se refiere a la cobertura de hechos como los del caso Candela. Los próximos párrafos de este documento y otros que lo acompañan demuestran que los protocolos existen, son los integrados por los Tratados Internacionales suscriptos por el Estado argentino con jerarquía constitucional, por la propia Constitución Nacional y por las leyes que de ella emanan. También hay en nuestro país doctrina y jurisprudencia suficientes al respecto.

El artículo 19 de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” Y el tratado de idéntica jerarquía, denominado “Convención Americana sobre Derechos Humanos” -conocido como “Pacto de San José de Costa Rica”- en su artículo 13 señala: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión”.

Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”. Pero a continuación expresa que “el ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar el respeto a los derechos o la reputación de los demás y la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas”.

Si bien ese tratado destaca que “no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos (…)”, también contempla una limitación precisa al ejercicio absoluto y desregulado de la prensa y la comunicación: “Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia (…). Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen nacional”.

Como conclusión, Cervi sostiene que “la sociedad en su conjunto no puede resultar afectada por un ejercicio abusivo de la libertad de prensa, conforme lo registran las prácticas desplegadas por los medios hegemónico en el caso Candela, y en infinidad de otros referidos a hechos delictivos de subrayada notoriedad. Es en nuestros Tribunales en donde se deben dirimir las cuestiones relativas al avasallamiento por parte de los medios de los derechos inalienables del ser humano, tema que produjo voluminosa aunque poco difundida jurisprudencia en cámaras de Apelación, en tribunales de Casación, en Cortes provinciales, y en la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación”.

Al respecto, pueden leerse los trabajos sobre responsabilidades civiles y penales de la prensa, editados por la cátedra Derecho a la Información de la UBA, dirigida por el jurista Damián Loreti (2), el texto de Mauro Benente (3) y los anexos recopilados por Cervi para este documento (4).

La ROUM considera que toda discusión colectiva en torno a las prácticas de los medios de comunicación está obligada a presuponer que los mismos deben someterse a la ley; lo que nos lleva a concluir que, otra vez, estamos frente a un escenario a dirimirse en torno a las prácticas políticas participativas de los contingentes más amplios posibles de nuestra sociedad, e inscritas o comprendidas en el marco de un modelo de país democrático, justo y respetuoso de los Derechos Humanos en su amplia acepción.

Notas:

(1). Ego Ducrot, Víctor. El trágico caso Candela y la bestialidad mediática, ROUM, 1 de septiembre de 2011.

(2). Loreti, Damian. Derecho a la información (Cátedra de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA)

(3). Benente, Mauro. Tensiones entre el derecho a la intimidad y la libertad de expresión. El caso argentino. Revista Mexicana de Derecho Constitucional, Nº 22, enero-junio de 2010.

(4). Anexo 1 (Responsabilidad civil de los medios de comunicación masiva) y Anexo 2 (Fallos-Jurisprudencia)


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lunes, 11 de julio de 2011

Hoy se extrañó a Néstor. Algunas pistas y preguntas para entender lo de ayer .

Nuestros viejos
El 80 % de los mayores de 50 años votaron Mauricio Macri. Se sabía previamente esta tendencia en el voto de esa franja etárea. Se sabía también que se trata del sector mas “vulnerable” al discurso mediático hegemónico. ¿Se hizo algo?

Clases medias antipoliticas.
La clase media porteña ve al Estado y a la “política” como construcciones que no inciden en su vida salvo para perjudicarla. ¿No se pudo hacer algo concreto para intentar al menos atenuar esta creencia? Solo a modo de ejemplo .. Sectores importantes de la población de las grandes ciudades se encuentran incluidos bajo la condición de monotributistas o sea no son empleados ni patrones ¿por qué ,aunque sea las categorías mas bajas , no son beneficiarias de la asignación universal por hijo?

La campaña en las calles.
¿No había modos de manifestar la convicción y la alegría del voto rescatando lo mejor de las tradiciones callejeras y populares durante la campaña ? Me explico. A la “alegría” de plástico de los globitos de colores y la estética cotillón carnaval carioca, no hubiera sido conveniente “discutirla” con expresiones de la festividad popular porteña? San Telmo con sus cuerdas de tambores, otros barrios con sus murgas, el canto popular genuino contrastando con la caricatura de Freddy Mercury. Pensemos en el contraste de los festejos del bicentenario. Esos días mostraron dos modos de concebir la fiesta. En esta campaña se deberìa haber intentado recrear ese claro oscuro en contraste con la festividad vacía pergeñada por Durán Barba, al que a esta altura hay que empezar a respetar como un adversario sagaz.

Creo que mas que enojarse hay que empezar a detenerse en algunas cuestiones que nos atañen y porque no, aprender a ser derrotados. Muchas veces y la historia tiene ejemplos de sobra aun haciendo las cosas correctamente se pierde y ahí hay que tener la templanza para persistir aun cuando ciertos públicos no comprendan momentáneamente la propuesta.
Hoy extrañé a Néstor . Hoy hizo falta para razonar, desdramatizar y llenarnos de fuerzas .

Daniel Calabrese

lunes, 6 de junio de 2011

Día del Periodista

Dia del Periodista: Un día para reflexionar.
No es “objetividad” lo que tenemos para ofrecer los periodistas. La objetividad no existe desde el momento que el periodista observa desde sus propias competencias culturales, sociales e ideológicas. Es una falacia liberal, una zoncera dirían Jauretche o Aníbal Fernández.
La búsqueda de la verdad y no su ocultamiento, conlleva otros atributos que si son ineludibles: rigurosidad, profundidad, esfuerzo investigativo y responsabilidad.
En este momento de verdades que salen a la superficie cualquiera que practica esta actividad tiene que estar inmensamente feliz.
Pero hoy también puede ser un buen día para recordarles a aquellos que han degradado este oficio para hacerlo servil a las corporaciones que alguna vez en la Argentina hubo “60 minutos” con audiencias multitudinarias conducidos por un ser llamado José Gómez Fuentes. En su momento, él también creyó que el poder omnímodo con el que contaba desde su parafernalia tecnológico - comunicacional no terminaría nunca.
Mientras desde los medios masivos se convalidaba el exterminio previo a la destrucción económica de nuestro país, mimetizado para no ser descubierto por los agentes de la muerte, Rodolfo Walsh metía en un buzón de la ciudad, su “Carta abierta a la junta militar”.
El tiempo, vale recordarlo hoy mas que nunca, puso todo en su lugar. El mencionado José Gómez Fuentes al olvido y al repudio, Esa carta tipeada en una máquina casera y distribuida artesanalmente se convirtió en una de las piezas informativas y literarias mas asombrosas de la historia del periodismo.
Cambia todo cambia dice el estribillo de una hermosa canción de Julio Numhauser a la que la Negra Sosa le puso su voz y sus entrañas. Ustedes, los parodistas de este digno oficio que hoy gozan de pantalla y papel impunes, deberían escucharla de vez en cuando.

martes, 16 de junio de 2009

Los medios y la campaña electoral

Por Luciano Sanguinetti (*)
Habría que celebrar esta campaña electoral. Y celebrar dos cosas: el trabajo de los medios de comunicación y el trabajo de la gente.
Vayamos por lo primero: los medios. Desde los que se dedican a la información hasta los que hacen entretenimiento.
En realidad, desde la refundada democracia en el ’83 hasta ahora, probablemente nunca fueron más objetivos. Digo, más objetivos en mostrar y demostrar cuáles eran y son sus intereses. Todos.
¿Es malo eso?
No. Lo que no tiene es remedio.
Porque de algún modo sería ingenuo suponer que, como actores políticos en la sociedad, los medios no tienen (y defienden) sus intereses.
Que sus productos sean noticias (es decir, construcciones simbólicas sobre cómo es el mundo y sus avatares cotidianos) no los excomulga del resto de las otras industrias dedicadas a elaborar mercancías que circulan también en este mundo.
¿No habrá que exigirles a esta altura, como al resto de las otras mercancías, un mínimo de calidad?
Sí. Porque nunca antes actuaron de manera más desembozada. Y juegan con fuego.
“Bueno, no es para tanto; no afectan la salud”, nos dirá exculpándose algún empresario periodístico.
¿Pero las sociedades no se enferman también?
Digresión: la semana pasada un diario porteño tituló en su tapa, para referirse a las colas que había en los hospitales: “Gripe A: colapsan servicios médicos y piden cautela”. Enseguida recordé la Alemania de los años ’30, y aquel film genial de Ingmar Bergman, El huevo de la serpiente. Recordé a Orson Welles y su radioteatro sobre la invasión marciana, del ’38, previo a la Segunda Guerra Mundial. Y recordé también que aquí nomás desaparecieron 30.000 personas y apenas si hubo alguna gacetilla que decía “subversivos caen en un enfrentamiento”.
La pregunta es por qué ahora sí y antes no.
Sencillamente porque antes los partidos políticos no eran tan débiles y la gente no estaba tan expuesta a los medios. Más lo segundo que lo primero.
Que una encuesta diera por resultado que un 15 por ciento de los porteños admitiera que “Gran cuñado” tendrá influencia en su decisión electoral no hace más que confirmarlo.
Que en ese mismo programa, Francisco de Narváez reconociera cuánto lo estaba ayudando el programa, cierra el círculo. A confesión de parte, relevo de prueba.
En los Estados Unidos tienen una práctica saludable: los periódicos informan un tiempo antes de las elecciones a qué candidato apoyan. Eso daría a los medios una mayor transparencia. Porque la transparencia no supone desinterés: nadie está ajeno a las disputas y conflictos que hacen la historia.
Quienes dicen actuar por desinterés, en realidad demuestran que creen estar por encima de los demás.
¿Quién puede estar en una democracia por encima de los demás?
Nadie. O en todo caso, sólo aquellos que saben o suponen que sus intereses no deben estar sometidos al escrutinio público.
¿Y la gente?
La gente porque nunca también como antes se involucró tanto políticamente. Y no solo se involucró sino que armó sus propios medios, especialmente las redes, los celulares, las pantallas de YouTube, los blogs, para hacerse sentir y trabajar, por fuera de la estructura monopolizadora de la información que imponen las grandes corporaciones mediáticas.
La blogósfera se llenó de ciberactivistas, de militantes, de ciudadanos preocupados por el país y por los medios, haciendo una suerte de contrainformación permanente.
Nunca como antes el instrumento político fundamental del juego democrático (la comunicación y los medios que la hacen posible) se ha sometido a ese escrutinio público.
Y más, mucho más, los jóvenes y no tan jóvenes.
Pienso: si la globalización fragmenta la sociedad y concentra poder, no hay otro medio para enfrentarla que transparentando el poder y democratizando la sociedad y sus medios.
Todos.

* Docente e investigador de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

viernes, 20 de marzo de 2009

De fiascos mediáticos y oportunidades históricas

Por Daniel Calabrese
Hace mas de 70 años el actor y director de Cine Orson Wells dramatizaba en un radio teatro una obra de su homónimo H G Wells, “La guerra de los mundos”.
Una supuesta invasión extraterrestre potenciada por un nuevo dispositivo de comunicación implicó que la audiencia no distinguiera entre el verosímil y la realidad y saliera a las calles en algunos casos aterrada y en otros casos armada para enfrentar marcianos.
Los que hemos pasado por las carreras de comunicación sabemos que dicho acontecimiento fue estudiado como uno de los casos emblemáticos para observar el alcance de los medios masivos de comunicación que irrumpían a principios del siglo 20.
Muchos años han pasado desde esos primeros estudios sobre los “mass media”. Términos como manipulación, resignificación, teorías y escuelas diversas, han intentado comprender desde diversas miradas la problemática de la comunicación y su incidencia determinante en las sociedades modernas.

El fenómeno desatado por la dramatización radial de la novela “la guerra de los mundos” me hizo pensar que quizá dentro de unos años se analice en las facultades de comunicación de nuestro país el fracaso de una movilización que estaba pensada para ser demostración masiva de repudio y hastío ciudadano.
Ayer en la marcha en contra de la “inseguridad”, unas cinco mil personas incluyendo falsos ingenieros e impresentables miembros de la farándula vernácula, fueron el paupérrimo resultado de un fenomenal esfuerzo de manipulación llevada a cabo desde los grandes medios masivos, y acompañados por el uso intensivo de nuevos soportes como el email y los sms.

No bastó la manipulación de acontecimientos, la sistemática creación de “sensaciones”, el ocultamiento de toda información seria basada en estudios comprobables, para lograr que miles de televidentes salieran aterrados a enfrentar a nuevos “marcianos en platos voladores”.
Lo que ocurrió ayer, será seguramente estudiado con mas tiempo por investigadores de la comunicación pero me animo a conjeturar que la plaza vacía de las multitudes esperadas, es un ejemplo más de que donde hay poder hay resistencia, que donde hay intento de manipulación hay posibilidad de desarticulación, de desmontaje de dicho proceso.
“Algo” pasó en la “instancia” de recepción que impidió que el formidable dispositivo comunicacional que intentó imponer una convocatoria que debería haber sido masiva, sencillamente no prosperó.
Este dato debería ser seriamente leido por todos aquellos que desde distintos lugares deseamos contribuir a una comunicación democrática al servicio del pueblo y que interpele a los individuos promoviendo su capacidad de reflexión.



Posibles lecturas en vistas de lo que se viene.

Nuestro pueblo aun sometido a la mas feroz e infame de las campañas, demostró que es capaz de resistir, demanda si, tener las herramientas básicas para que sometido a intentos de manipulación cotidianos, cuente con los elementos para discernir, confrontar y desmontar operaciones mediáticas.
El periodo de dos meses de debate que se abre para discutir el anteproyecto de ley de servicios de comunicaciones audiovisuales presentado ayer por CFK es una formidable oportunidad para llegar con talleres, encuentros , debates y mesas de esclarecimiento no tan solo informando acerca de la nueva ley , sino también y acompañando la información sobre los alcances de la misma, brindándoles a los ciudadanos contenidos que le permitan abrir interrogantes básicos sobre la supuesta inocencia de los paladines de la información "independiente."
Modos de adjetivación, modos básicos de cómo se construye la imagen , lo que se dice y lo que no, lo que se pregunta y lo que no se pregunta, por exponer solo algunos tópicos sobre lo que en el plano de los contenidos se pueden llegar a elaborar futuros materiales y acciones de trabajo. Ayudar al debate y la comprensión de la trama comunicacional, también significa entender que los fenómenos de la comunicación desbordan a los medios. Salir a la calle, salir a los espacios públicos demostrarle a ese ciudadano que no esta solo frente al discurso de los medios debe ser el modo de encarar algunas tareas futuras.

Ayer fue un día histórico por diversos motivos para todos aquellos que sostenemos desde hace tiempo que la posibilidad de construcción de sociedades mas justas, esta ligada a la democratización de sus comunicaciones.
En la histórica plaza de las madres y del pueblo, se transmitía en cadena el fracaso de una operación mediática digna de futuros análisis comunicacionales. A cincuenta kilómetros , deliberadamente omitida por los mismas empresas de medios, una presidenta de la nación daba inicio con un emotivo discurso a la oportunidad de darnos entre todos la herramienta que por fin brinde el derecho a la información.
"Si ustedes me dijeran qué espero como resultado de esta ley, diría que cada uno aprenda a pensar y decida por sí mismo y no como le marcan desde una radio o desde un canal de televisión.” Así finalizaba la presidenta de los argentinos un discurso y abría un sueño que entre todos deberíamos procurar convertir en realidad. Vaya hermosa utopía tenemos por delante.