domingo, 31 de mayo de 2009

Como los Medios ocultan el mundo

Por Sandra Russo

“Este nuevo libro de Pascual Serrano establece de modo definitivo, con un catálogo estremecedor de hechos, la prueba del ADN de que los medios desinforman.” La frase es de Ignacio Ramonet, quien prologa Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo, que acaba de ser publicado en España. Ramonet es ese francés un poco respingado de Le Monde Diplomatique, a quien a su vez el propio Pascual Serrano admira porque le atribuye la noción de “pensamiento único”. Fue una frase que Ramonet usó en un Foro Social, y que prendió en todo el mundo para nombrar algo que todavía, antes de ser detectado y pasado a discurso, circulaba camuflado en el agua del neoliberalismo de los ’90.
Pascual Serrano, me gustaría presentarlo, es uno de los directores del periódico digital Rebelión, en el que diariamente se pueden leer algunos de los mejores artículos de política exterior y derechos humanos de todo el mundo. Y Pascual tiene una especialidad, una especificidad como intelectual de izquierda, y es detectar la trampa del poder en el lenguaje periodístico. Tiene un ojo entrenado como he visto pocos y una solidez admirable para transmitir sus hallazgos semánticos en textos breves que desvisten títulos, ediciones, formas de expresión, fotos, secuencias de información.
De eso se trata su nuevo libro, pero lo que es verdaderamente nuevo y necesario es el enfoque del trabajo de Serrano. Porque vivimos un tiempo en el que los circuitos de la información se han llenado de dinero. La información ya no es sólo poder, sino capacidad económica para escindir el poder de la política. La libertad de la economía para subordinar a la política a sus intereses específicos es la libertad central que se defiende en el coloquio al que fueron a hablar los Vargas Llosa.
Pero precisamente a propósito de sus presuntas detenciones o retenciones en el aeropuerto, que no fueron más que trámites migratorios largos, y del operativo mediático increíble que se montó en la Argentina, donde el aire preelectoral es el cultivo en el que crecen los hongos informativos, es oportuno hacer pie en el trabajo de Serrano. En el mundo del capitalismo globalizado, la información que circula por los grandes medios construye diariamente un mundo paralelo a su antojo, hundiendo a los espectadores, oyentes y lectores en los velos de ese mundo paralelo, en el que fue detenido Mario Vargas Llosa al llegar a Venezuela. Eso jamás ocurrió, pero es lo de menos. Se monta la estantería mediática de los hechos y se pone a hablar a todo el mundo como si lo que no ocurrió hubiera ocurrido, y después sólo se debe repetir las declaraciones: una ficción está siendo consumida como información.
La semana pasada, Serrano publicó un artículo en el que afirma que “sólo se puede llegar a la conclusión de que en Venezuela hay un empresario de apellido Chávez que compra bancos. Para los medios no es que el Estado venezolano haya comprado el Banco de Santander, ha sido Chávez quien ha sacado los millones de su bolsillo y se lo ha quedado. Es curiosa la sintonía de todos los medios: Agencia AFP: Grupo Santander vende a Chávez el Banco de Venezuela por 1050 millones de dólares, El Mundo: Santander vende a Chávez su filial en Venezuela por 750 millones, EFE en Heraldo de Soria: El Santander acuerda la venta del Banco de Venezuela a Chávez, RTVE: El Santander vende a Chávez su filial en Venezuela por 750 millones, El País: El Santander vende su filial venezolana a Chávez por 750 millones. Y, por si no fuera poco, El Mundo llega a titular Chávez se convierte en el primer banquero de Venezuela.”
Los medios sustraen al Estado venezolano del escenario significante. Atribuyéndole a Chávez un personalismo propio de la presunta dictadura que describen, son los propios medios los que se niegan a entrar en la lógica de un Estado democrático y soberano. “En El País del día siguiente, ya ni siquiera Chávez compra el banco, se lo entregan: ‘El Santander entrega el Banco de Venezuela a Chávez por 755 millones’.”
Quizá sea necesaria esta manipulación informativa del proceso venezolano, ya que lo que está haciendo el gobierno de Chávez es lo mismo que hacen otros gobiernos. Por eso debe ser narrado de otra manera. “Los estados están comprando acciones de los bancos, es decir, nacionalizando. Medio año antes, Bush anunció la compra de acciones en nueve de los mayores bancos del país por un total de 250.000 millones de dólares. Claro que, entonces, el dueño ya no era el presidente, por eso titulaban EE.UU. negocia la nacionalización de hasta el 40 por ciento de Citigroup (El País 22-2-2009) o EE.UU. baraja nacionalizar parte de la banca (Público 9-20-2008). No publicaban que Obama negocia la compra o Bush baraja comprar.
El objetivo preciso, discursivo, es evitar “la asociación entre Hugo Chávez como legítimo representante de los venezolanos y convertir las decisiones de su gobierno en iniciativas personales y, si es posible, que las audiencias crean que el banco se lo queda Chávez para él”. Un ejemplo, apenas, del mundo paralelo que crean los medios, para no responder por el mundo que ocultan.

martes, 19 de mayo de 2009

La fórmula de Clarín, la verdad al desnudo

Por Daniel Calabrese

Diego Genoud publicó hoy en el diario Crítica un artículo que deja a las claras -por si hacia falta -que se juega y quienes son los reales jugadores en la discución politica y comunicacional que tendrá su momento cúlmine el día de la elecciones.
Para aquellos que decimos que Los oligopolios mediáticos no solo apoyan sino que son la oposición misma, dicha nota lo muestra con un cruda sinceridad.
Por otra parte demuestra la necesidad urgente por dotar a nuestra sociedad de una nueva Ley de Servicios de Comunicación de la democracia, herramienta imprescindible para acompañar los cambios que proponga cualquier gobierno que pretenda gobernar para las mayorías.
Este artículo cuyo link adjunto, es también la prueba de como los politicos de derecha, serviles y rastreros se pavonean ante las grandes corporaciones para ver quien será elegido para representar sus minoritarios intereses.
Queda mas claro que nunca La verdadera discusión que se dará el 28 de junio: Proseguir con los cambios y profundizar la democracia o los impresentables de siempre, al servicio de las corporaciones. La verdad al desnudo.

Hacer Clic en el copete para leer nota completa.


abierta competencia por el padrinazgo del gran grupo periodístico en el poskirchnerismo
Clarín, el árbitro de la pelea hacia 2011
Reutemann y Schiaretti, éste último que quiere ser vice, se adjudican el aval del diario de Ernestina Herrera de Noble en la carrera presidencial. A cambio, apoyan públicamente la cruzada contra la ley de Radiodifusión. Quejas de Carrió: “Siempre te pide más”.

El Grupo Clarín y su particular método de construir "realidades"


Por Víctor Ego Ducrot

A las 9 y 36 minutos de la mañana del martes 19 de mayo de 2009, la página electrónica del diario Clarín, de Buenos Aires, difundía la siguiente información: Conmoción en la Ciudad y el GBA por tres violentos casos de inseguridad. Ocurrieron ayer, con diferencia de horas. En Mataderos, un hombre de 70 años fue asesinado al resistirse al robo de su auto. Y dos ladrones murieron en tiroteos con la Policía, que intentaba impedir dos asaltos, uno en Ingeniero Maschwitz y otro en Parque Chas.No trata este artículo sobre la evolución de la curva del delito en un conglomerado urbano como el de Buenos Aires – la ciudad y su área metropolitana o Gran Buenos Aires, unos 12 millones de habitantes según el censo de 2001- ni mucho menos negar la gravedad de los tres hechos consignados por el matutino porteño. La propuesta consiste en reflexionar sobre los mecanismos, sobre las herramientas que utilizan lo medios periodísticos pertenecientes al oligopolio de la corporación mediática, para crear sus propias “realidades”.El modelo teórico y metodológico Intencionalidad Editorial, desarrollado en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y recogido en sus primeras aproximaciones por un libro de próxima aparición (El sigilo y la nocturnidad de las prácticas periodísticas hegemónicas, compilado y prologado por quien esto escribe ) plantea (entre muchos otros conceptos) y reconoce como legítimo y perteneciente a la naturaleza misma del periodismo que sus discursos se inscriben dentro del campo de la puja por el poder, y que el fin último de los mismos es la construcción de sentidos hegemónicos.Por consiguiente, considera que no existe el discurso periodístico imparcial (en el marco del desarrollo teórico se habla de procesos, no de discursos) y que las parcialidades se construyen básicamente desde tres campos: la selección de agenda (temas a tratar), el recorte de fuentes (voces con las cuales se traza la noticia, la información) y las herramientas de gramáticas periodistas (las que ofrecen una amplia gama de posibilidades, en consideración de géneros y diversidad de soportes –gráficos tradicionales, audiovisuales y digitales-).Dentro de esos parámetros funcionan el diario Clarín y todos los medios periodísticos, de cualquier posicionamiento editorial. Y ello es así porque no hay discurso periodístico que pueda plasmarse de otra forma. Lo que nuestro modelo teórico y metodológico cuestiona no es la construcción y difusión de parcialidades sino que las mismas aparezcan encubiertas por los velos de la Objetividad como mito hegemónico (por necesidad de eficacia a la hora de construir sentidos hegemónicos, presentar esas parcialidades, que son de grupo o de clase, como valores universales, como verdades “objetivas”).En atención al cumplimiento de dos derechos y garantías que deben ser contemplados por todo orden democrático (y proclamados por los propios medios hegemónicos) –el derecho de todos y todas a informar y a estar informados, y la libertad de prensa, que rige para todos y todas, no sólo para las empresas de medios y para los periodistas- el diario Clarín (y todos los medios) están obligados a cumplir con un conjunto de preceptivas profesionales, reconocidas por el conjunto de la comunidad aplicada a estos tópicos, e incluso, una vez más, por los propios medios hegemónicos.El no cumplimiento de esas normas se transforma en un atentado sistemático contra los principios anunciados de derecho a la información y de libertad de prensa.Cuando el diario Clarín, en la nota de su portal electrónico que nos ocupa, sostiene que en la ciudad y el gran Buenos Aires impera la conmoción por tres violentos casos de inseguridad, desconoce, niega, oculta y tergiversa el significado de la palabra conmoción.El diccionario de la Real Academia Española nos informa al respecto: (Del lat. commotĭo, -ōnis). 1. f. Movimiento o perturbación violenta del ánimo o del cuerpo. 2. f. Tumulto, levantamiento, alteración de un Estado, provincia o pueblo. 3. f. Movimiento sísmico muy perceptible.Esa manipulación de los métodos aplicables a la construcción de parcialidades, y la utilización en forma indiscriminada de la objetividad como mito hegemónico concluyen en lo que quizá sea el grado más alto de desinformación: la construcción de “realidades” mediáticas ajenas al campo de la realidad.Los tres episodios en cuestión, graves y de suficiente envergadura como para convertirse en materia noticiable, según la selección de agenda a la que tiene derecho todo medio periodístico, pudieron haber registrado, al tiempo de la difusión de la noticia, cualquier tipo reacción. Pero ningún habitante de la ciudad y del Gran Buenos Aires fue partícipe o testigo de movimiento o perturbación violenta (…) alguna, ni de ningún tumulto, levantamiento, alteración de un Estado, provincia o pueblo, ni mucho menos de un movimiento sísmico muy perceptible. Si a las breves consideraciones que hace este artículo sobre el comportamiento puntual de Clarín digital en la información difundida el martes 19 de mayo a las 9 y 36 minutos de la mañana, las cruzamos con los resultados que arrojaron algunos de los detallados análisis realizados por el Observatorio de Medios de Argentina, de la FPyCS de la UNLP, respecto del mismo diario Clarín a lo largo del año pasado (ver www.pecyp.com.ar y elobservatoriodemediosdeargentina.blogspot.com), podríamos concluir que ese diario sí pretende provocar un conmoción, en sentido metafórico, según se desprende de otra acepción que le reconoce el diccionario de la Real Academia Española, cuando se refiere a la cerebral: 1. f. Estado de aturdimiento o de pérdida del conocimiento, producido por un golpe en la cabeza, por una descarga eléctrica o por los efectos de una violenta explosión…la explosión desinformativa para la cual trabajan los oligopolios mediáticos.