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martes, 31 de mayo de 2011

La esposa del Gerente,

En el último programa de “Argentina Para Armar” que conduce la esposa del gerente de noticias de canal 13 María Laura Santillán. La producción armó una mesa con jóvenes españoles residentes en la Argentina para que cuenten su experiencia. Los jóvenes resaltaron los motivos por lo que habían llegado y se habían quedado en nuestro país, todos subrayaron la movida artística y cultural, el crecimiento y la posibilidad de desarrollo, la celebración de la amistad entre otros valores destacables. No hubo ni una palabra referida a la famosa “inseguridad”.

Ante la tormenta inesperada, la conductora exclamo “¡Guauuu … yo quiero ir a vivir a ese país que ustedes describen !” Los jóvenes respetuosos se mantuvieron en silencio, ninguno se animó a decirle que simplemente debía salir un poquito del planeta TN en el que reside.

jueves, 23 de septiembre de 2010

EL PERIODISMO HA MUERTO

Por Juan Manuel Fonrouge



Asistimos al entierro del periodismo tal cual lo conocimos hasta ahora, la autopsia dice que la objetividad ha resultado una enfermedad terminal, incurable.



El título de esta editorial no es casual, Friedrich Nietzsche, con su idea de la muerte de Dios, rechazo la creencia en una “objetividad” y una “ley moral universal”.



Los medios de comunicación, herramienta fundamental de la universalización de los valores del capitalismo globalizado, tienen en los periodistas a los sacerdotes reproductores de “la moral esclava”.



Que el periodismo es objetivo, es un enunciado falso, violando desde el vamos todo valor de verdad en la formación del periodista. Decir que el periodismo es objetivo, paradójicamente, es un enunciado subjetivo.



El concepto de objetividad debería estar reservado solo para oraciones unimembres como “es de día”, en todo lo demás, desde la selección de la agenda, de lo “noticiable”, se imprime la subjetividad del medio, la línea editorial, sus intereses políticos y económicos, y los del periodista.



Cuando la misma ciencia se ha declarado subjetiva, desde el momento en que un científico selecciona un objeto real y lo transforma en objeto de su conocimiento, involucrando en esa selección su subjetividad, el periodista que sigue proclamando su “independencia”, su “objetividad”, o es un caído del catre, o es un canalla que se aprovecha de un concepto de fácil digestión para engañar.





La “objetividad”: subjetividad dominante



Para aquellos que pasamos por una Facultad de periodismo, sabemos que todo nuestro sistema de pensamiento profesional se basa en el concepto de objetividad, que no es otra cosa que la intención de mostrar la ideología dominante como neutral.



La objetividad proclamada por medios, periodistas y ámbitos académicos es un soporte fundamental del pensamiento único.



No se trata de pensar en que hay periodistas o medios que tienen razón y otros que mienten, se trata de pensar que hay periodistas y medios que defienden tales o cuales intereses, y esto no tiene que ver en nada con el concepto de objetividad, pilar sobre el que se sostiene la idea de periodismo moderno.





Batalla cultural, batalla por el sentido



El pensamiento hegemónico, para reproducirse, en este caso desde los medios de comunicación, ha buscado hábilmente mostrarse como neutral, como desideologizado.



Como correlato del ya en desuso paradigma de “el fin de las ideologías”, los medios imprimieron en la opinión pública esa mirada hipócrita que pregona que “ideología es la que tienen los demás, nuestro periodismo es solamente sentido común, sensatez, lo que la gente piensa”, es la proclama de UNA visión del mundo como única y definitiva.



Este es un momento oportuno para hacer estas reflexiones, e invitar a las nuevas generaciones, y a todos los que venimos pateando esta crisis profesional, a asumirnos como sujetos políticos.



El periodista es un político, comunicador de ideas, de una visión del mundo, que ayuda a definir, consolidar, reformar o transformar la visión dominante.



No se trata de pensar en convertir todos nuestros escritos u opiniones en prensa partidaria, en un pensamiento monolítico de lo que esta bien o esta mal, pensar el mundo y sus relaciones implica también dudar.



En todo caso, basar nuestro periodismo, sea netamente político, deportivo, policial o de espectáculos, en una proclama permanente de nuestras ideas, resultaría mucho más honesto que vender pescado podrido a pedido de una patronal golpista.





Todo periodismo es político



Aunque viene de una larga agonía, voy a situar la muerte del periodismo objetivo en un hecho puntual de nuestra convulsionada realidad mediática nacional.



El debate en el programa “Le doy la palabra”, protagonizado por Gabriel Mariotto, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, y el periodista 'Pepe' Eliaschev, será recordado como la última instantánea en la vida del periodismo hipócrita con la objetividad como bandera.



En un tramo del debate, Mariotto llamo al periodista a asumirse como “periodista opositor” y le comunico a Eliaschev, sin ser muy original por cierto, que “no es un periodista objetivo”.



Lejos de hacerse cargo, lo que hubiese sido un verdadero acto de grandeza, al cual no nos tiene acostumbrados ni Eliaschev ni el conductor Alfredo Leuco, prefirió buscar en el manual del buen periodista herramientas que ya no cortan ni pinchan, cuando debería haber proclamado su subjetividad a los cuatro vientos, haciéndose cargo de su pensamiento político.



Eliaschev dejo tirado al muerto de la objetividad periodística para la posteridad. Objetividad que tantos años les costo sostener a los periodistas del stablihment y sus escuelas de formación, para ser acribillada en un estudio de televisión por cable, dando la estoqueada final quien otro que el gran Gabriel Mariotto.





Por el derecho a asumir nuestra subjetividad plenamente



Si vamos a asumir nuestra subjetividad como comunicadores de ideas, entonces desarrollémosla plenamente.



Si tenemos derecho a expresar nuestra subjetividad, entonces no podemos trabajar donde la cercenan, al menos que se priorice el dinero, y para llegar a cobrar grandes sueldo hay que ser muy mentiroso, muy cómplice y/o muy mercenario, y los grandes medios parecen tener el staff completo.



El camino es el de especializarse, opinar porque se sabe, porque se investigo, la mayoría de los periodistas pueden estar informados, pero poco saben sobre lo que hablan.



Buenos ejemplos de periodistas son Stella Calloni y Pablo Llonto, quienes han honrado a esta revista con su participación. Son plenos exponentes de un periodismo militante, pero con método científico y exhaustivo en sus investigaciones, sin condicionamientos de ningún tipo, comprometidos con sus valores y sus ideas en función de la transformación social.





Adiós amigos



Para finalizar, quiero despedirme de ustedes lectores, que valoran nuestro esfuerzo y compromiso, y agradecerle a todos aquellos que han colaborado con sus notas, fotos, diseño e ilustraciones durante todo este tiempo en que fui Director de Revista 2010, y que hoy, por cuestiones personales, he decidido dar un paso al costado.



No puedo dejar de pensar, transitando mis últimos párrafos en esta revista, en mi primera nota periodística en la primaria, donde escribí sobre la Guerra del Golfo y hacia una metáfora de la camiseta de Newell’s con la sangre y el petróleo derramado, o de recorrer desde niño los kioscos de revistas, a los que prefería antes que las jugueterías.



He sido un privilegiado cada vez que al pararme en un puesto encontraba la revista y sentía que era el medio que queríamos lograr, sin concesiones de ningún tipo, y asumiendo todo el compromiso de lo que queríamos comunicar. Siempre nos hicimos cargo de todas las opiniones vertidas.



A todos los compañeros que siguen con este proyecto, desearles toda la suerte y compromiso de siempre, ahora como lector de la primera revista autogestionada de distribución nacional y que ha demostrado que con voluntad, esfuerzo y ganas de volar alto, es posible crear nuevos medios de calidad y hacer un nuevo periodismo, que sin dudas seguirá su camino, siendo un precedente de lo que vendrá, si las corrosivas fuerzas del antipueblo no logran dejar trunca la posibilidad histórica de una patria grande y solidaria.



No se si volveré a dirigir o escribir en una revista, de hecho, desconozco el futuro que tiene este formato, pero me voy con la satisfacción moral…bueno, ya todos conocen esa frase, simplemente quería despedirme con el nombre de Rodolfo Walsh presente.

viernes, 25 de junio de 2010

Periodismo “in the pendiente”…

Bueno, miren, lo digo de una vez. Yo no lo inventé a 6-7-8. Se los digo de una vez, así se termina con esta pulseada de mala leche que están llevando a cabo en un afán de liberarnos del “macaneo oficialista”. La verdad: yo no lo inventé a 6-7-8, ni a los panelistas, ni a la milagrosa movida de los fieles seissieteochences. Ellos nacieron como una reacción a los malos periodistas. Yo no lo inventé a Barone, ni a Sandra Russo, ni a Barragán... ni a ninguno de ellos. Los trajo, en su defensa, un pueblo a quien ustedes y sus patrones venían enterrando en un largo camino de miserabilidades.


Nacieron de ustedes, por ustedes y para ustedes. Esa es la verdad. Porque yo no lo inventé al “fenómeno” 6-7-8. Los trajo esta lucha salvaje de desinformar creando mentira, los trajo la ausencia total de profesionalidad que estuviera en consonancia con lo que el pueblo merece. Los trajo ese tremendo desprecio por la clases pobres a las que demonizan, desde Clarín hasta La Nación, desde TN hasta Radio Mitre, porque sólo pedían un mínimo respeto a su dignidad de hombres y un tratamiento que les permitiera preservar a los suyos de la ignorancia y el manipuleo.



No. Yo no lo inventé a 6-7-8. ¡Ustedes lo crearon! Con su intolerancia. Con su impunidad. Sí, yo sé que les fastidia que se los recuerde. Es claro, pero vamos a terminarla de una vez. Porque yo no lo inventé a 6-7-8. Los trajo la falsía que campeaba en ese “periodismo independiente”. Porque a fuerza de hacer un estilo de tanta construcción mediática, terminó por parecerles correcto lo más infame. Pero yo no lo inventé a 6-7-8 ni a sus panelistas. Los trajo la estulticia con que manejan la desinformación.



En un país milagroso de rico, arriba y abajo del suelo, ustedes sirven al modelo de la gente muerta de hambre; de los maestros sirviendo de burla en lugar de hacer llorar porque estaban sin cobrar un año entero. ¡No! ¡Y todo vendido! ¡Y todo entregado! Yo sé que les da rabia que se lo repitan tantas veces, pero es que entristece también pensar que no lo quieren oír.



El fracaso -por no decir la infamia- de los libelos que ustedes fabrican son lo que trajeron como una defensa a los de 6-7-8. Pero no fui yo quien los inventó. A 6-7-8 lo trajo la estafa, la iniquidad y el malestar de un pueblo que se ahogaba de un papel prensa espurio y entonces tuvo que encolumnarse detrás de un valiente equipo de “decodificadores”.



Los dejo. Con vuestra conciencia. ¡6-7-8 es vuestro! ¡Ustedes lo trajeron! ¡Y a sus panelistas y a sus seguidores, también! Por vuestra inconducta cómplice de las más terribles aberraciones. A mí lo único que me resta es agradecerles el bien enorme que sin querer le hicieron al país. Gracias les doy por él y por mi pueblo, por la patria que los esperaba para iniciar su verdadera marcha hacia el porvenir que se merece.



¡A mí ya no me la podés contar, ché, “periodista independiente”!

Hasta nunca más. Sí, hasta nunca más.







R. Oscar Rovito