En ocasión del trágico caso Candela, la ROUM ya se expresó en forma inicial, con un texto de su director: “El trágico caso Candela y la bestialidad mediática” (1). El impacto que tuvieron y tienen los acontecimientos del mismo provocó una sana iniciativa: abrir el diálogo y el debate al interior del universo comunicacional, para que empresas, periodistas, sindicatos, universidades y organizaciones sociales propongan una suerte de protocolo o guía de usos profesionales que, siempre garantizando la libertad de prensa, y frente a hechos como el que nos ocupa, defienda los derechos de las víctimas, de su familiares y del conjunto de la sociedad; y asegure además el curso legal de las actuaciones policiales y judiciales, y el cumplimiento de la leyes y los principios de Derechos Humanos que amparan a todos los involucrados, incluso a sospechosos, imputados y procesados.
En primer lugar, entendemos que ese debate sólo es o podrá ser posible gracias al contexto político y cultural propiciado en el país desde 2003, primero por Néstor Kirchner y en la actualidad por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, desde la recuperación de la política y la discusión democrática como vector de la construcción social, y desde políticas de Estado fuertemente inclusivas, como lo es, en nuestro campo específico, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
También consideramos que el mejor camino para la discusión abierta debe pasar por reconocer que el cumplimiento de los objetivos que la misma se propone dependerá, en forma sustancial y decisiva, de la continuidad y profundización de proyecto de país que enarbola el actual gobierno nacional, tomando nota de que las prácticas de los oligopolios de la comunicación no son consecuencia de errores en el ejercicio de la profesión, ni de de carencia normativas, sino que responden a decisiones estratégicas de las empresas, que conciben a la información como una mercancía de apropiación privada y disciplinadora del conjunto social detrás de sus sistemas de intereses y de consecuentes aparatos ideológicos.
El abogado y jurista de la ROUM, Hugo Cervi, da cuenta del marco jurídico general que regula la actividad de los medios, incluida la que se refiere a la cobertura de hechos como los del caso Candela. Los próximos párrafos de este documento y otros que lo acompañan demuestran que los protocolos existen, son los integrados por los Tratados Internacionales suscriptos por el Estado argentino con jerarquía constitucional, por la propia Constitución Nacional y por las leyes que de ella emanan. También hay en nuestro país doctrina y jurisprudencia suficientes al respecto.
El artículo 19 de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” Y el tratado de idéntica jerarquía, denominado “Convención Americana sobre Derechos Humanos” -conocido como “Pacto de San José de Costa Rica”- en su artículo 13 señala: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión”.
Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”. Pero a continuación expresa que “el ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar el respeto a los derechos o la reputación de los demás y la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas”.
Si bien ese tratado destaca que “no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos (…)”, también contempla una limitación precisa al ejercicio absoluto y desregulado de la prensa y la comunicación: “Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia (…). Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen nacional”.
Como conclusión, Cervi sostiene que “la sociedad en su conjunto no puede resultar afectada por un ejercicio abusivo de la libertad de prensa, conforme lo registran las prácticas desplegadas por los medios hegemónico en el caso Candela, y en infinidad de otros referidos a hechos delictivos de subrayada notoriedad. Es en nuestros Tribunales en donde se deben dirimir las cuestiones relativas al avasallamiento por parte de los medios de los derechos inalienables del ser humano, tema que produjo voluminosa aunque poco difundida jurisprudencia en cámaras de Apelación, en tribunales de Casación, en Cortes provinciales, y en la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación”.
Al respecto, pueden leerse los trabajos sobre responsabilidades civiles y penales de la prensa, editados por la cátedra Derecho a la Información de la UBA, dirigida por el jurista Damián Loreti (2), el texto de Mauro Benente (3) y los anexos recopilados por Cervi para este documento (4).
La ROUM considera que toda discusión colectiva en torno a las prácticas de los medios de comunicación está obligada a presuponer que los mismos deben someterse a la ley; lo que nos lleva a concluir que, otra vez, estamos frente a un escenario a dirimirse en torno a las prácticas políticas participativas de los contingentes más amplios posibles de nuestra sociedad, e inscritas o comprendidas en el marco de un modelo de país democrático, justo y respetuoso de los Derechos Humanos en su amplia acepción.
Notas:
(1). Ego Ducrot, Víctor. El trágico caso Candela y la bestialidad mediática, ROUM, 1 de septiembre de 2011.
(2). Loreti, Damian. Derecho a la información (Cátedra de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA)
(3). Benente, Mauro. Tensiones entre el derecho a la intimidad y la libertad de expresión. El caso argentino. Revista Mexicana de Derecho Constitucional, Nº 22, enero-junio de 2010.
(4). Anexo 1 (Responsabilidad civil de los medios de comunicación masiva) y Anexo 2 (Fallos-Jurisprudencia)
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Un espacio para pensar la comunicación, a los medios y la construcción de lo "real".
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martes, 6 de septiembre de 2011
jueves, 3 de septiembre de 2009
Democracia o corporaciones mediáticas . Elijamos quien gobierna.
Por Daniel Calabrese
“El blanqueo fue de sólo un 3% del dinero depositado fuera del país”.
Con este título Clarín informaba el resultado de la campaña de blanqueo o repatriación de capitales que el gobierno realizó en los últimos meses y cuyos resultados fueron anunciados por todos los medios nacionales.
La noticia y su modo de enunciación es un buen disparador para tratar de pensar la idea de los medios como constructores de lo “real” pues cuenta con una cualidad interesante: el núcleo “duro” de la información nadie lo discute.: Tanto el gobierno, Clarín, como el resto de los medios han coincidido en el número de $ 18000 millones como la cifra que ha sido blanqueada o repatriada.
Permite entonces un punto de partida interesante para preguntarse ¿Qué es lo que se quiere decir cuando se afirma que los medios construyen lo “real”?
En principio vale la pena un análisis básico sobre el modo de enunciación de la información. El título “Fue sólo de….” denota claramente la idea de fracaso, Lo cual puede ser una afirmación subjetiva pero absolutamente legítima en el modo de entender la información. Analizando la manera de presentación de la noticia por otros medios -todos férreos opositores al gobierno- encontramos lo siguiente. Algunos prefirieron destacar que reingresaron al país más de 18000 millones de pesos, 8000 millones por encima de los que calculaban algunas consultoras privadas como Ecolatina. Otros destacan que los 18000 millones superaron con creces las expectativas del gobierno. Otros prefirieron acentuar que el resultado está dentro de los promedios que acompañan procesos similares realizados en otros países.
Hay muchas maneras de recortar y enunciar para que una misma información pueda ser considerada un éxito o un fracaso como gestión gubernamental.
En este sentido cada medio puede hacer su propia lectura y tiene todo el derecho de hacerlo, siempre que reconozca que su perspectiva es una mas de las posibles.
Una de las críticas que legítimamente se puede realizar del título de Clarín es que si el lector quiere saber desde que fuente calcula el 3 % de adhesión, el diario no cita ninguna, ni oficial ni privada y simplemente se remite a informar: “se calcula que hay 150.000 millones en el "colchón y en el exterior”.
Desde un dato sin fuente, omitiendo normas básicas del periodismo como es la rigurosidad en la información, el diario Clarín construye su idea de “fracaso”.
Cuando no hay ley que consagre el derecho a la información fidedigna que tienen los ciudadanos en tanto receptores suelen ocurrir estas cosas. Y nos vamos acercando al tema.
Monopolios: De la construcción de la “realidad” en el imaginario a la materialización del imaginario.
Pero cuando se habla de construcción de lo real, no tan solo se define por ello una mirada subjetiva “naturalizada” y por consecuencia “indiscutible”. No se trata solo de ocultar bajo un manto de objetividad un relato posible sobre otros tantos e intentar borrar las huellas de su construcción arbitraria.
Esa es solo una dimensión, un aspecto de la operación de construcción de sentido que para desbaratarla bastaría un lector mínimamente atento que con algo de capacidad crítica distinga ciertos recursos semánticos que se utilizan en la enunciación y ver como operan para construir sentidos. A ese lector imaginado con cierta capacidad crítica, le quedará luego poder cotejar con otras versiones de la noticia para realizar su propia lectura del acontecimiento.
Para encontrar una perspectiva mas abarcadora de lo que se entiende por construcción de lo real hay que abrir otros interrogantes.
Deberíamos preguntarnos por ejemplo ¿En cuanto incidió Clarín para provocar el acontecimiento? Dicho concretamente. ¿En qué medida Clarín operó para que esa cifra sea “solo de….” con su visión catastrófica de la realidad Argentina? y cuando hablamos de Clarín hay que referirse “al gran diario argentino” y a mas de 250 licencias de medios del mismo grupo que con un discurso único, sin matices ni disensos, emanan a coro un permanente bombardeo de narrativas en muchos casos montadas en la falacia y la omisión descarada .
Nos deberíamos interrogar por consecuencia ¿qué hubiera pasado si Clarín no contara con medios gráficos, radiales, decenas de canales de cable y repetidoras, canales abiertos, decenas de escribas y opinólogos que entre todos conforman mas del 70 por ciento del flujo comunicacional del país y que alineados con los otros grupos monopólicos que conforman el mapa de medios actual conforman el 85 por ciento del caudal informativo que recibe inerte la población.
Cuando se afirma que los medios son actores fundamentales de la política y el análisis de esta noticia económica es un buen ejemplo de ello, se está diciendo no sólo que influye para que la gente “lea” que fue un fracaso una acción de gobierno sino que su distorsionado poderío monopólico fue determinante para que cobre materialidad dicha noticia. ¿Alguien puede suponer que el catastrofismo emanado al unísono por un grupo con tal volumen de medios puede ser soslayado por un individuo solitario al momento de tomar decisiones económicas? ¿No hubiera sido otra la mencionada recaudación si miles de títulos, zócalos y periodistas de gestos adustos pregonando desastres y apocalipsis futuras no hubieran construido la idea que estábamos en el peor país de la tierra? ¿No será esa la forma utilizada para intentar que las calamidades anunciadas finalmente cristalicen y terminemos siendo el peor país de la tierra?.
Los monopolios inciden ya no tan solo en la percepción de un fenómeno sino que pueden lograr provocarlo y esto es un desequilibrio insostenible en cualquier democracia. Es incompatible con el sistema democratico que un grupo mediático cuente con tanto poder que pueda decidir catapultar o destruir un gobierno legítimamente elegido conforme defienda o se resista a sus intereses corporativos.
La concentración de medios en pocas manos es al decir de la UNESCO un sofisticado modo de censura que atenta contra el derecho ciudadano a estar realmente informado.
Es a la luz de estos hechos y su importancia política fundamental, que un proceso de distribución mas justa de la palabra se hace imprescindible.
“El blanqueo fue de sólo un 3% del dinero depositado fuera del país”.
Con este título Clarín informaba el resultado de la campaña de blanqueo o repatriación de capitales que el gobierno realizó en los últimos meses y cuyos resultados fueron anunciados por todos los medios nacionales.
La noticia y su modo de enunciación es un buen disparador para tratar de pensar la idea de los medios como constructores de lo “real” pues cuenta con una cualidad interesante: el núcleo “duro” de la información nadie lo discute.: Tanto el gobierno, Clarín, como el resto de los medios han coincidido en el número de $ 18000 millones como la cifra que ha sido blanqueada o repatriada.
Permite entonces un punto de partida interesante para preguntarse ¿Qué es lo que se quiere decir cuando se afirma que los medios construyen lo “real”?
En principio vale la pena un análisis básico sobre el modo de enunciación de la información. El título “Fue sólo de….” denota claramente la idea de fracaso, Lo cual puede ser una afirmación subjetiva pero absolutamente legítima en el modo de entender la información. Analizando la manera de presentación de la noticia por otros medios -todos férreos opositores al gobierno- encontramos lo siguiente. Algunos prefirieron destacar que reingresaron al país más de 18000 millones de pesos, 8000 millones por encima de los que calculaban algunas consultoras privadas como Ecolatina. Otros destacan que los 18000 millones superaron con creces las expectativas del gobierno. Otros prefirieron acentuar que el resultado está dentro de los promedios que acompañan procesos similares realizados en otros países.
Hay muchas maneras de recortar y enunciar para que una misma información pueda ser considerada un éxito o un fracaso como gestión gubernamental.
En este sentido cada medio puede hacer su propia lectura y tiene todo el derecho de hacerlo, siempre que reconozca que su perspectiva es una mas de las posibles.
Una de las críticas que legítimamente se puede realizar del título de Clarín es que si el lector quiere saber desde que fuente calcula el 3 % de adhesión, el diario no cita ninguna, ni oficial ni privada y simplemente se remite a informar: “se calcula que hay 150.000 millones en el "colchón y en el exterior”.
Desde un dato sin fuente, omitiendo normas básicas del periodismo como es la rigurosidad en la información, el diario Clarín construye su idea de “fracaso”.
Cuando no hay ley que consagre el derecho a la información fidedigna que tienen los ciudadanos en tanto receptores suelen ocurrir estas cosas. Y nos vamos acercando al tema.
Monopolios: De la construcción de la “realidad” en el imaginario a la materialización del imaginario.
Pero cuando se habla de construcción de lo real, no tan solo se define por ello una mirada subjetiva “naturalizada” y por consecuencia “indiscutible”. No se trata solo de ocultar bajo un manto de objetividad un relato posible sobre otros tantos e intentar borrar las huellas de su construcción arbitraria.
Esa es solo una dimensión, un aspecto de la operación de construcción de sentido que para desbaratarla bastaría un lector mínimamente atento que con algo de capacidad crítica distinga ciertos recursos semánticos que se utilizan en la enunciación y ver como operan para construir sentidos. A ese lector imaginado con cierta capacidad crítica, le quedará luego poder cotejar con otras versiones de la noticia para realizar su propia lectura del acontecimiento.
Para encontrar una perspectiva mas abarcadora de lo que se entiende por construcción de lo real hay que abrir otros interrogantes.
Deberíamos preguntarnos por ejemplo ¿En cuanto incidió Clarín para provocar el acontecimiento? Dicho concretamente. ¿En qué medida Clarín operó para que esa cifra sea “solo de….” con su visión catastrófica de la realidad Argentina? y cuando hablamos de Clarín hay que referirse “al gran diario argentino” y a mas de 250 licencias de medios del mismo grupo que con un discurso único, sin matices ni disensos, emanan a coro un permanente bombardeo de narrativas en muchos casos montadas en la falacia y la omisión descarada .
Nos deberíamos interrogar por consecuencia ¿qué hubiera pasado si Clarín no contara con medios gráficos, radiales, decenas de canales de cable y repetidoras, canales abiertos, decenas de escribas y opinólogos que entre todos conforman mas del 70 por ciento del flujo comunicacional del país y que alineados con los otros grupos monopólicos que conforman el mapa de medios actual conforman el 85 por ciento del caudal informativo que recibe inerte la población.
Cuando se afirma que los medios son actores fundamentales de la política y el análisis de esta noticia económica es un buen ejemplo de ello, se está diciendo no sólo que influye para que la gente “lea” que fue un fracaso una acción de gobierno sino que su distorsionado poderío monopólico fue determinante para que cobre materialidad dicha noticia. ¿Alguien puede suponer que el catastrofismo emanado al unísono por un grupo con tal volumen de medios puede ser soslayado por un individuo solitario al momento de tomar decisiones económicas? ¿No hubiera sido otra la mencionada recaudación si miles de títulos, zócalos y periodistas de gestos adustos pregonando desastres y apocalipsis futuras no hubieran construido la idea que estábamos en el peor país de la tierra? ¿No será esa la forma utilizada para intentar que las calamidades anunciadas finalmente cristalicen y terminemos siendo el peor país de la tierra?.
Los monopolios inciden ya no tan solo en la percepción de un fenómeno sino que pueden lograr provocarlo y esto es un desequilibrio insostenible en cualquier democracia. Es incompatible con el sistema democratico que un grupo mediático cuente con tanto poder que pueda decidir catapultar o destruir un gobierno legítimamente elegido conforme defienda o se resista a sus intereses corporativos.
La concentración de medios en pocas manos es al decir de la UNESCO un sofisticado modo de censura que atenta contra el derecho ciudadano a estar realmente informado.
Es a la luz de estos hechos y su importancia política fundamental, que un proceso de distribución mas justa de la palabra se hace imprescindible.
lunes, 31 de agosto de 2009
De como contrarrestar el Napalm mediático y otras yerbas.
Por Daniel Calabrese
Finalmente el proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales llegó al Congreso.
Si el 29 de junio alguien le hubiera podido preguntar a los estrategas de la maquinaria mediática si era posible imaginarse este escenario, le hubiera resultado disparatado.
Para ellos se trataba solo de esperar dos años la transición inerte de un gobierno debilitado y desprestigiado hacia otro que domesticado, volviera todo a la “normalidad”.
Pero luego de los primeros días de euforia postelectoral, algunos síntomas comenzaron a demostrar que algo no iba del todo bien. Sus candidatos y alianzas electorales comenzaron a resquebrajarse antes de tiempo. Las peleas intestinas dentro del menú de políticos del lobby monopólico fue quizá el primer síntoma que les debía haber advertido que la suerte definitiva no estaba echada. "La pelota está picando y la oposición no se anima a tomarla" advertía desde su tribuna el jefe de los estancieros.
El error fundamental de todos modos, no vino de la banalidad y el egoísmo personal de los candidatos de plástico que suelen construir. El desliz “estructural” fue cometido por el propio grupo mediático que en un acto de soberbia extrema, intentó someter a mayores vejámenes a las autoridades del futbol local. Asi, ante el pedido de socorro desesperado de Grondona y compañía por no poder pagarle el sueldo ni a los utileros, los dioses mediáticos se cegaron. El Titanic que con orgullo declamaba “que podía poner y sacar gobiernos” sufrió una resquebrajadura estructural. Un inocente error de cálculo que no previó el lugar de desesperación en el que estaban las autoridades del futbol y que fue agrandándose manifestandose con otros síntomas. El futbol ya no tenía el mismo bloque monocorde en los medios que el conflicto “campo vs gobierno”. El gobierno actuó con reflejos y así llegamos a la emotiva presentación de la ley llevada al parlamento por miles y miles en un acto inédito.
En este momento estamos.
El peor error que se puede cometer en estas nuevo escenario es subestimar las fuerzas del adversario tal como hizo el monopolio.
Creo entonces que ahora y quizá mas que nunca, debemos considerar algunos aspectos a mi modo de ver fundamentales y que trascienden la capacidad que tengan los legisladores del campo nacional y popular para generar los consensos necesarios.
El ejecutivo ya hizo su papel y lo seguirá haciendo, el legislativo tratará de aunar y cristalizar las fuerzas parlamentarias para lograr que el proyecto se apruebe con las lógicas modificaciones que supone su paso por el parlamento.
Pero.. ¿Qué podemos y debemos hacer entonces todos aquellos que queremos una política de comunicación democrática? Aca van algunas reflexiones.
Las próximas movidas retóricas de la gran bestia enardecida son de manual.
“Plan mordaza”
“Control de la “prensa libre”
“Plan chavista de persecución a la prensa”
“Criticas de Adepa, la iglesia y la SIP”
“Embajada americana cuestiona…”
“Agredieron instalaciones de ……”
Si sabemos cual es la batería de municiones con la que defenderán sus intereses, se trata de mojarles la pólvora. ¿Cómo? advirtiéndole a la población todas las operaciones por anticipado. Anticipemos a la población el NAPALM mediático con el que seremos bombardeados.
Uno, dos, tres, cien Capusotos
La inimitable figura del gran artista debe servir como ejemplo para reproducir ese maravilloso registro que maneja endiabladamente: La parodia. No solo se trata de uno de los modos mas efectivos que se han dado las clases populares para ridiculizar a los poderosos a lo largo de la historia, sino que es un registro que permite que nuestra salud resista a través de la alegría y la sonrisa. Sus burdas falacias serán inocuas si las subvertimos con la ironía.
Una , dos, tres, cien Marianas Moyanos
Desde su columna radial y televisiva esta analista de medios está marcando el ejemplo de lo que deben hacer todos aquellos que tienen la posibilidad de desmontar la permanente andanada de falacias que cometen los medios y sus escribas. Pongamos a trabajar a todos los que pueden realizar la tarea de analizar los discursos de los medios y desmontarlos. Sería a esta altura un error estratégico imperdonable que el gobierno democrático crea que esta discusión cultural, política y económica se puede ganar en una batalla de “aparatos” legislativos sin generar corrientes de opinión, sin demostrar lo que está en juego a la mayor cantidad posible de población. Son centenares los comunicadores, periodistas, semiólogos que han sido formados en una concepción popular y democrática de la comunicación y que soñaron desde hace décadas con el momento en el cual se discuta una nueva ley de la democracia.
Es el gobierno quien tiene que entender y aprovechar todos los recursos profesionales con los que cuenta en el seno del pueblo.
Arma secreta
Por último quizá la fundamental de las tareas es en la calle con nuestro pueblo.
Para eso tenemos un arma secreta que puede contrarrestar el napalm mediático.
Nosotros podemos utilizar una mágica oración que ellos no pueden: “Tomá leé el proyecto y sacá tus propias conclusiones”. Nosotros podemos interpelar a lo mejor de cada ciudadano y su capacidad individual de discernimiento. Ellos solo pueden “interpretarle” bajo el tamiz del miedo, la simplificación, la omisión o la canallada descarada en su cometido eterno de seguir construyendo “doñas Rosas”.
El monopolio cometió un nuevo error. Luego de omitir toda información sobre la ley y los foros de debate suponiendo que nunca llegaría al Congreso, ahora sale desesperadamente a vomitar por todos sus canales "el ataque a la prensa independiente”. Bien aprovechemos la difusión, mostrémosle a la mayoría de la gente de que se trata la nueva ley sin mediaciones, invitando a su lectura. Ahora que sacamos a los monopolios de la táctica de ningunearla, confiemos en generalizar el debate y que cada ciudadano sepa de qué se trata.
Será un proceso de discusión maravilloso que en el peor de los casos, aun cuando en las legislaturas salgan victoriosos los lobbistas de los monopolios y las valijas de Rendo, acarreará si lo sabemos aprovechar, un cambio cultural fundamental: la capa de invisibilidad de los medios de comunicación que los encubre como actores centrales de la política será finalmente descubierta, y ese cambio cultural, no hay Judas Iscariote alguno que pueda desempatarlo con votos no positivos.
Finalmente el proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales llegó al Congreso.
Si el 29 de junio alguien le hubiera podido preguntar a los estrategas de la maquinaria mediática si era posible imaginarse este escenario, le hubiera resultado disparatado.
Para ellos se trataba solo de esperar dos años la transición inerte de un gobierno debilitado y desprestigiado hacia otro que domesticado, volviera todo a la “normalidad”.
Pero luego de los primeros días de euforia postelectoral, algunos síntomas comenzaron a demostrar que algo no iba del todo bien. Sus candidatos y alianzas electorales comenzaron a resquebrajarse antes de tiempo. Las peleas intestinas dentro del menú de políticos del lobby monopólico fue quizá el primer síntoma que les debía haber advertido que la suerte definitiva no estaba echada. "La pelota está picando y la oposición no se anima a tomarla" advertía desde su tribuna el jefe de los estancieros.
El error fundamental de todos modos, no vino de la banalidad y el egoísmo personal de los candidatos de plástico que suelen construir. El desliz “estructural” fue cometido por el propio grupo mediático que en un acto de soberbia extrema, intentó someter a mayores vejámenes a las autoridades del futbol local. Asi, ante el pedido de socorro desesperado de Grondona y compañía por no poder pagarle el sueldo ni a los utileros, los dioses mediáticos se cegaron. El Titanic que con orgullo declamaba “que podía poner y sacar gobiernos” sufrió una resquebrajadura estructural. Un inocente error de cálculo que no previó el lugar de desesperación en el que estaban las autoridades del futbol y que fue agrandándose manifestandose con otros síntomas. El futbol ya no tenía el mismo bloque monocorde en los medios que el conflicto “campo vs gobierno”. El gobierno actuó con reflejos y así llegamos a la emotiva presentación de la ley llevada al parlamento por miles y miles en un acto inédito.
En este momento estamos.
El peor error que se puede cometer en estas nuevo escenario es subestimar las fuerzas del adversario tal como hizo el monopolio.
Creo entonces que ahora y quizá mas que nunca, debemos considerar algunos aspectos a mi modo de ver fundamentales y que trascienden la capacidad que tengan los legisladores del campo nacional y popular para generar los consensos necesarios.
El ejecutivo ya hizo su papel y lo seguirá haciendo, el legislativo tratará de aunar y cristalizar las fuerzas parlamentarias para lograr que el proyecto se apruebe con las lógicas modificaciones que supone su paso por el parlamento.
Pero.. ¿Qué podemos y debemos hacer entonces todos aquellos que queremos una política de comunicación democrática? Aca van algunas reflexiones.
Las próximas movidas retóricas de la gran bestia enardecida son de manual.
“Plan mordaza”
“Control de la “prensa libre”
“Plan chavista de persecución a la prensa”
“Criticas de Adepa, la iglesia y la SIP”
“Embajada americana cuestiona…”
“Agredieron instalaciones de ……”
Si sabemos cual es la batería de municiones con la que defenderán sus intereses, se trata de mojarles la pólvora. ¿Cómo? advirtiéndole a la población todas las operaciones por anticipado. Anticipemos a la población el NAPALM mediático con el que seremos bombardeados.
Uno, dos, tres, cien Capusotos
La inimitable figura del gran artista debe servir como ejemplo para reproducir ese maravilloso registro que maneja endiabladamente: La parodia. No solo se trata de uno de los modos mas efectivos que se han dado las clases populares para ridiculizar a los poderosos a lo largo de la historia, sino que es un registro que permite que nuestra salud resista a través de la alegría y la sonrisa. Sus burdas falacias serán inocuas si las subvertimos con la ironía.
Una , dos, tres, cien Marianas Moyanos
Desde su columna radial y televisiva esta analista de medios está marcando el ejemplo de lo que deben hacer todos aquellos que tienen la posibilidad de desmontar la permanente andanada de falacias que cometen los medios y sus escribas. Pongamos a trabajar a todos los que pueden realizar la tarea de analizar los discursos de los medios y desmontarlos. Sería a esta altura un error estratégico imperdonable que el gobierno democrático crea que esta discusión cultural, política y económica se puede ganar en una batalla de “aparatos” legislativos sin generar corrientes de opinión, sin demostrar lo que está en juego a la mayor cantidad posible de población. Son centenares los comunicadores, periodistas, semiólogos que han sido formados en una concepción popular y democrática de la comunicación y que soñaron desde hace décadas con el momento en el cual se discuta una nueva ley de la democracia.
Es el gobierno quien tiene que entender y aprovechar todos los recursos profesionales con los que cuenta en el seno del pueblo.
Arma secreta
Por último quizá la fundamental de las tareas es en la calle con nuestro pueblo.
Para eso tenemos un arma secreta que puede contrarrestar el napalm mediático.
Nosotros podemos utilizar una mágica oración que ellos no pueden: “Tomá leé el proyecto y sacá tus propias conclusiones”. Nosotros podemos interpelar a lo mejor de cada ciudadano y su capacidad individual de discernimiento. Ellos solo pueden “interpretarle” bajo el tamiz del miedo, la simplificación, la omisión o la canallada descarada en su cometido eterno de seguir construyendo “doñas Rosas”.
El monopolio cometió un nuevo error. Luego de omitir toda información sobre la ley y los foros de debate suponiendo que nunca llegaría al Congreso, ahora sale desesperadamente a vomitar por todos sus canales "el ataque a la prensa independiente”. Bien aprovechemos la difusión, mostrémosle a la mayoría de la gente de que se trata la nueva ley sin mediaciones, invitando a su lectura. Ahora que sacamos a los monopolios de la táctica de ningunearla, confiemos en generalizar el debate y que cada ciudadano sepa de qué se trata.
Será un proceso de discusión maravilloso que en el peor de los casos, aun cuando en las legislaturas salgan victoriosos los lobbistas de los monopolios y las valijas de Rendo, acarreará si lo sabemos aprovechar, un cambio cultural fundamental: la capa de invisibilidad de los medios de comunicación que los encubre como actores centrales de la política será finalmente descubierta, y ese cambio cultural, no hay Judas Iscariote alguno que pueda desempatarlo con votos no positivos.
sábado, 15 de agosto de 2009
Resúmen semanal de noticias
Por Daniel Calabrese
Mientras TNbaum se ponía histérico frente a Rossi – (Si lo hubiera tenido presente Ernestina, perdón Ernesto al diputado ¿Lo habría arañado al mejor estilo Gallardo?)
Mientras Carrió volvía a su habitual trabajo pregonando el acabose por todos los medios , después de sus vacaciones en donde , según ella misma contara, tuvo la ocasión de platicar con Miki Mouse.
Mientras los patrones de ambos masticaban la derrota por la pérdida multimillonaria de la transmisión monopólica del futbol.
Estas otras cosas también ocurrieron en la Argentina.
-El INTA creó bioinsecticidas contra el dengue y el Mal de Chagas. Fueron fabricados sobre la base de microorganismos patógenos para eliminar los insectos que los transmiten.
-Hallazgo de científicos argentinos. Un equipo de científicos argentinos del Conicet descubrió un mecanismo que hace que el sistema de defensas del organismo se frene y silencie. El hallazgo podría utilizarse para mejorar tratamientos de cáncer, diabetes y esclerosis múltiple. (¿Se acuerdan cuando Cavallo los mandó a lavar los platos?)
-La Argentina está por venderle un reactor nuclear a Holanda
INVAP, la empresa estatal de tecnología, junto al grupo español Isolux están por cerrar un contrato de 350 millones de euros para un aparato de 80 MW térmicos
-Aumento para jubilados. (¿se acuerdan cuando Carrió pronosticaba que a dos meses de la estatización de las AFJP los jubilados no iban a poder cobrar?)
-Siemens retiró del IADI su demanda de mas de trescientos millones de dólares contra el Estado Nacional Argentino. (¿Se acuerdan como nos atemorizaban con los juicios en el exterior?)
-Macri desalojó un centro cultural en Almagro
-Macri desalojó también otro Centro Cultural argentino - uruguayo dirigido por la hermana de Alfredo Zitarroza en Villa Pueyrredón.
Mientras TNbaum se ponía histérico frente a Rossi – (Si lo hubiera tenido presente Ernestina, perdón Ernesto al diputado ¿Lo habría arañado al mejor estilo Gallardo?)
Mientras Carrió volvía a su habitual trabajo pregonando el acabose por todos los medios , después de sus vacaciones en donde , según ella misma contara, tuvo la ocasión de platicar con Miki Mouse.
Mientras los patrones de ambos masticaban la derrota por la pérdida multimillonaria de la transmisión monopólica del futbol.
Estas otras cosas también ocurrieron en la Argentina.
-El INTA creó bioinsecticidas contra el dengue y el Mal de Chagas. Fueron fabricados sobre la base de microorganismos patógenos para eliminar los insectos que los transmiten.
-Hallazgo de científicos argentinos. Un equipo de científicos argentinos del Conicet descubrió un mecanismo que hace que el sistema de defensas del organismo se frene y silencie. El hallazgo podría utilizarse para mejorar tratamientos de cáncer, diabetes y esclerosis múltiple. (¿Se acuerdan cuando Cavallo los mandó a lavar los platos?)
-La Argentina está por venderle un reactor nuclear a Holanda
INVAP, la empresa estatal de tecnología, junto al grupo español Isolux están por cerrar un contrato de 350 millones de euros para un aparato de 80 MW térmicos
-Aumento para jubilados. (¿se acuerdan cuando Carrió pronosticaba que a dos meses de la estatización de las AFJP los jubilados no iban a poder cobrar?)
-Siemens retiró del IADI su demanda de mas de trescientos millones de dólares contra el Estado Nacional Argentino. (¿Se acuerdan como nos atemorizaban con los juicios en el exterior?)
-Macri desalojó un centro cultural en Almagro
-Macri desalojó también otro Centro Cultural argentino - uruguayo dirigido por la hermana de Alfredo Zitarroza en Villa Pueyrredón.
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martes, 21 de julio de 2009
El triunfo de la virtualidad absoluta
Por José Pablo Feinmann
Hacia mediados de los noventa llamé a mi buen amigo Jean Baudrillard. Sabía que no andaba bien, pero todavía le quedaba una gran misión. Le correspondía a él. Yo había desarrollado una tesis sobre el poder de los medios para sujetar a los sujetos, que era una fórmula de Foucault. Pero el gran Michel no pudo tratar a fondo la cuestión del poder de los medios. Murió un poco abruptamente. Mi trabajo residía en demostrar que lo comunicacional era la revolución de la derecha, que no existía revolución que se le igualara en mucho tiempo. Miren, señores, hemos desarrollado un dispositivo tan poderoso que atraparemos sus conciencias en todos los terrenos posibles. En especial, los del entretenimiento.
Pero, ¡esto ya había ocurrido! La Revolución Comunicacional (vale decir: el poder del Imperio para mentir tan poderosamente que esa mentira era la verdad y se introducía en las subjetividades de los pasivos receptores como tal) había tenido un despegue increíble. ¡Tan espectacular, tan deslumbrante como un viaje a la Luna! Y fue el viaje a la Luna. La más grande patraña de la Historia. El que siga sosteniendo que no fue así, que no fue fraguado, que no fue virtualidad pura, creación del poder virtual, del arte del simulacro, del arte de “crear” la realidad, una realidad que no es real porque no tiene espesor, no es ontológica, no entenderá nada. Lo virtual no es el Ser. Es lo virtual. ¿Cómo un alma creativa puede resistirse a esta tesis? Que llegaron a la Luna en otro acto prometeico de la bendita modernidad no es más que otro cuento en la línea de la revolución industrial del siglo XIX, la máquina de vapor, el tren, el remington. No, esto es algo distinto, revolucionario. Lo sorprendente, lo que revela la nueva y renovada fuerza del poder, incluso su imaginación inagotable es... ¡que no fueron a la Luna! Hicieron así: llamaron a Werner von Braun, el sabio nacional socialista que estuvo a punto de ganar la guerra para Hitler, que alcanzó a tirar unas cuantas V2 sobre Londres pero los yanquis se le adelantaron con la atómica en Hiroshima. Pero no por eso olvidaron a Wernher. Lo llamaron: “Vea, von Braun, usted es muy inteligente y ahora necesitamos unirnos todos contra el nuevo enemigo del Occidente cristiano y democrático: los sucios rojos”, le dijo Henry Kissinger, que estuvo en todos los lados donde hubo que estar. El Mal es omnipresente. Kissinger continuó: “Usted sabe que los rojos nos infligieron una dura derrota con ese Sputnik que arrojaron al espacio. Para colmo, la tripulante, esa puta perrita Laika, murió y todo el mundo derramó lágrimas comunistas por ella”. “¿Qué necesitan ahora?, preguntó Wernher. “Sencillo: mandar el hombre a la Luna”, dijo Kissinger. “No es posible”, negó el gran von Braun. “Estuve trabajando en eso y por ahora es imposible. Pero no se desanime, amigo Kissinger.” Y largó una carcajada. “¿De qué se ríe?”, preguntó Kissinger. “Oh, de las vueltas de la vida”, confesó von Braun. “Aquí estamos usted y yo trabajando para una potencia extranjera. Usted, un sucio judío. Yo, un ario puro. De haberlo pescado en Alemania le hacía conocer Auschwitz, amigo Kissinger.” “Pero eso no ocurrió. Y entienda: América, para mí, no es una potencia extranjera. Es un país poblado por muchos e inteligentes judíos en puestos de poder.” “Oh, mister Kissinger. ‘Judío inteligente’ es un pleonasmo. No hay uno que no lo sea. Por eso los exterminábamos en Alemania. Se devoraban el país y los arios puros son medio idiotas, usted sabe. Ha leído a Nietzsche, sin duda.” “Volvamos a lo nuestro, Wernher von. De modo que no puede mandarnos ni un maldito astronauta a la Luna.” “Imposible por ahora. ¿Pero no es éste el país del show, del espectáculo, de la creación mediática? ¡Consígame a Stanley Kubrick!” Al día siguiente, Kubrick se reunía con von Braun. “Oye, Stanley, yo no puedo mandar todavía un hombre a la Luna y los malditos soviéticos siguen al frente en la carrera espacial. ¿Qué sugieres?” Kubrick, un genio con una enorme confianza en su genio, un genio que sabía que lo era, dice: “La solución es sencilla: hagamos una remake de 2001. Hagamos otra ‘odisea del espacio’. Pero en algún lugar secreto de California”. Llaman a Nixon. Nixon entiende de inmediato. Hombre inteligente, sólo acaso con un ultrapatológico “complejo de Dios” que le permitía arrojar millares de bombas sobre cientos de miles de seres humanos en nombre de la causa del Occidente cristiano, bien acompañado, por cierto, por Robert McNamara (cuya muerte durante estos días el entero mundo llora menos los millones que están bajo tierra gracias a su eficacia demoledora llevada a cabo con el aporte inestimable del patriótico asesino de masas Curtis Le May), Nixon respalda en todo al genial Stanley Kubrick y al inestimable von Braun. Viajan a California y llaman a todo el equipo de producción de 2001. En poco tiempo el set está construido. Es una obra maestra. Lo demás es sencillo. Eso hicieron: un simulacro perfecto. La primera obra maestra de la construcción de la realidad a partir de los medios. Todos vieron por televisión a Armstrong y sus amigos alunizar en un set de California. Nixon hablaba con ellos. “¿Cómo va todo, muchachos?” “Bien, señor presidente. Es maravilloso haber llegado a la Luna.” Nixon, que estaba junto a von Braun, a Kubrick y a McNamara –que había dejado por un instante de arrojar bombas incendiarias sobre Vietnam, bombas que mataban cien mil civiles por noche, una minucia—, se despanzurraba de risa. “¡Somos unos hijos de perra!”, exclamaba. “¡Tenemos engañados a todos los idiotas de este mundo!” Kubrick, exaltado, vociferaba: “¡Es el triunfo del show sobre la realidad! La realidad ha sido abolida. Ha muerto. No hay realidad. Sólo construcción de la realidad. Sólo show. Simulacro. Mentira. ¡Ya no hay ser! Las cosas ya no son. Son virtuales. Se ven por televisión y el entero mundo las cree”. Era tan brillante ese ególatra neurótico que se expresaba con los conceptos de Baudrillard antes de éste siquiera los hubiera pensado.
Por eso a mediados de los noventa llamé a mi amigo francés. Era él quien tendría que haber fundamentado la importancia de ese hecho: Del poderoso hecho de no-haber-ido-a-la-Luna. ¡Que libro para vos, Jean! El viaje a la Luna no ha tenido lugar. Armstrong no ha tenido lugar. Yo te conocía bien. Te leí atentamente. Fuiste el mejor de los posmodernos. El que dio en el clavo del nuevo poder absoluto. Te pusiste contento cuando te mandé mis primeras notas, que luego incluí en ese grueso libro de filosofía que ahora anda por ahí. ¿Recuerdas, Jean? Decía: “Según la Ontología Negativa de Baudrillard el Ser está en todas partes y en ninguna. No puede haber ontología de lo virtual (...) Al final de su largo periplo la razón occidental no es. Se ha evaporado. Es simulacro. Y el simulacro no tiene nada que ver con el Ser. El mundo está poblado, constituido por imágenes y las imágenes son el ‘mundo’. No hay ‘mundo’. El ‘mundo’ ha muerto. Porque el mundo era el mundo ‘real’. Y lo ‘real’ ha muerto” (La filosofía y el barro de la historia, Planeta, p. 720). ¿Cómo no aprovechaste este tema, Jean? Es el punto exacto en que se inaugura el mundo de lo virtual. En que se asesina la realidad. Eso que vos, en uno de tus mejores libros, llamaste El crimen perfecto. Bien, el llamado “viaje a la Luna” es el crimen perfecto. El crimen de la realidad. El crimen de la verdad. De una verdad, pero no de otra. El mundo queda inaugurado como mundo virtual. Como verdad virtual. Se ve por televisión.
Señores, ustedes no fueron a la Luna y eso me parece mucho más admirable que si mediocremente, realmente, sumidos en la tosca realidad-real hubieran ido. Pero no fueron. Crearon todo el gran relato. Demostraron que la entera humanidad puede ser engañada. Crearon la nueva era. La del poder de lo virtual mediático. Hoy vivimos inmersos en ese mundo. Y van a ver: el señor De Narváez (y perdón por esta recurrencia a nuestra exigua política nacional en medio de tanta genialidad desbocada) dará, en el año 2011, su discurso de final de campaña desde Saturno. Con traje de astronauta y en medio de llamaradas espectaculares. Superiores a las de Lo que el viento se llevó. Y todo lo habrán hecho los realizadores de Matrix en un set remoto, inhallable de la Patagonia. Y todos dirán: “Si este hombre pudo ir a Saturno, ¿cómo no va a sacar a la Argentina de su eterna postergación?” Entre tanto, millones de clones de De Narváez recorrerán el país hablando cálidamente con la gente, escuchando sus problemas. Y la gente dirá: “Este hombre está en todas partes. Escucha a todos. Entra en todos los hogares”. Y alguien, por fin, dirá la verdad: “Para mí, es Dios”. Y lo será. Porque el que se apodere de la nuevas tecnologías comunicacionales, será Dios.
Hacia mediados de los noventa llamé a mi buen amigo Jean Baudrillard. Sabía que no andaba bien, pero todavía le quedaba una gran misión. Le correspondía a él. Yo había desarrollado una tesis sobre el poder de los medios para sujetar a los sujetos, que era una fórmula de Foucault. Pero el gran Michel no pudo tratar a fondo la cuestión del poder de los medios. Murió un poco abruptamente. Mi trabajo residía en demostrar que lo comunicacional era la revolución de la derecha, que no existía revolución que se le igualara en mucho tiempo. Miren, señores, hemos desarrollado un dispositivo tan poderoso que atraparemos sus conciencias en todos los terrenos posibles. En especial, los del entretenimiento.
Pero, ¡esto ya había ocurrido! La Revolución Comunicacional (vale decir: el poder del Imperio para mentir tan poderosamente que esa mentira era la verdad y se introducía en las subjetividades de los pasivos receptores como tal) había tenido un despegue increíble. ¡Tan espectacular, tan deslumbrante como un viaje a la Luna! Y fue el viaje a la Luna. La más grande patraña de la Historia. El que siga sosteniendo que no fue así, que no fue fraguado, que no fue virtualidad pura, creación del poder virtual, del arte del simulacro, del arte de “crear” la realidad, una realidad que no es real porque no tiene espesor, no es ontológica, no entenderá nada. Lo virtual no es el Ser. Es lo virtual. ¿Cómo un alma creativa puede resistirse a esta tesis? Que llegaron a la Luna en otro acto prometeico de la bendita modernidad no es más que otro cuento en la línea de la revolución industrial del siglo XIX, la máquina de vapor, el tren, el remington. No, esto es algo distinto, revolucionario. Lo sorprendente, lo que revela la nueva y renovada fuerza del poder, incluso su imaginación inagotable es... ¡que no fueron a la Luna! Hicieron así: llamaron a Werner von Braun, el sabio nacional socialista que estuvo a punto de ganar la guerra para Hitler, que alcanzó a tirar unas cuantas V2 sobre Londres pero los yanquis se le adelantaron con la atómica en Hiroshima. Pero no por eso olvidaron a Wernher. Lo llamaron: “Vea, von Braun, usted es muy inteligente y ahora necesitamos unirnos todos contra el nuevo enemigo del Occidente cristiano y democrático: los sucios rojos”, le dijo Henry Kissinger, que estuvo en todos los lados donde hubo que estar. El Mal es omnipresente. Kissinger continuó: “Usted sabe que los rojos nos infligieron una dura derrota con ese Sputnik que arrojaron al espacio. Para colmo, la tripulante, esa puta perrita Laika, murió y todo el mundo derramó lágrimas comunistas por ella”. “¿Qué necesitan ahora?, preguntó Wernher. “Sencillo: mandar el hombre a la Luna”, dijo Kissinger. “No es posible”, negó el gran von Braun. “Estuve trabajando en eso y por ahora es imposible. Pero no se desanime, amigo Kissinger.” Y largó una carcajada. “¿De qué se ríe?”, preguntó Kissinger. “Oh, de las vueltas de la vida”, confesó von Braun. “Aquí estamos usted y yo trabajando para una potencia extranjera. Usted, un sucio judío. Yo, un ario puro. De haberlo pescado en Alemania le hacía conocer Auschwitz, amigo Kissinger.” “Pero eso no ocurrió. Y entienda: América, para mí, no es una potencia extranjera. Es un país poblado por muchos e inteligentes judíos en puestos de poder.” “Oh, mister Kissinger. ‘Judío inteligente’ es un pleonasmo. No hay uno que no lo sea. Por eso los exterminábamos en Alemania. Se devoraban el país y los arios puros son medio idiotas, usted sabe. Ha leído a Nietzsche, sin duda.” “Volvamos a lo nuestro, Wernher von. De modo que no puede mandarnos ni un maldito astronauta a la Luna.” “Imposible por ahora. ¿Pero no es éste el país del show, del espectáculo, de la creación mediática? ¡Consígame a Stanley Kubrick!” Al día siguiente, Kubrick se reunía con von Braun. “Oye, Stanley, yo no puedo mandar todavía un hombre a la Luna y los malditos soviéticos siguen al frente en la carrera espacial. ¿Qué sugieres?” Kubrick, un genio con una enorme confianza en su genio, un genio que sabía que lo era, dice: “La solución es sencilla: hagamos una remake de 2001. Hagamos otra ‘odisea del espacio’. Pero en algún lugar secreto de California”. Llaman a Nixon. Nixon entiende de inmediato. Hombre inteligente, sólo acaso con un ultrapatológico “complejo de Dios” que le permitía arrojar millares de bombas sobre cientos de miles de seres humanos en nombre de la causa del Occidente cristiano, bien acompañado, por cierto, por Robert McNamara (cuya muerte durante estos días el entero mundo llora menos los millones que están bajo tierra gracias a su eficacia demoledora llevada a cabo con el aporte inestimable del patriótico asesino de masas Curtis Le May), Nixon respalda en todo al genial Stanley Kubrick y al inestimable von Braun. Viajan a California y llaman a todo el equipo de producción de 2001. En poco tiempo el set está construido. Es una obra maestra. Lo demás es sencillo. Eso hicieron: un simulacro perfecto. La primera obra maestra de la construcción de la realidad a partir de los medios. Todos vieron por televisión a Armstrong y sus amigos alunizar en un set de California. Nixon hablaba con ellos. “¿Cómo va todo, muchachos?” “Bien, señor presidente. Es maravilloso haber llegado a la Luna.” Nixon, que estaba junto a von Braun, a Kubrick y a McNamara –que había dejado por un instante de arrojar bombas incendiarias sobre Vietnam, bombas que mataban cien mil civiles por noche, una minucia—, se despanzurraba de risa. “¡Somos unos hijos de perra!”, exclamaba. “¡Tenemos engañados a todos los idiotas de este mundo!” Kubrick, exaltado, vociferaba: “¡Es el triunfo del show sobre la realidad! La realidad ha sido abolida. Ha muerto. No hay realidad. Sólo construcción de la realidad. Sólo show. Simulacro. Mentira. ¡Ya no hay ser! Las cosas ya no son. Son virtuales. Se ven por televisión y el entero mundo las cree”. Era tan brillante ese ególatra neurótico que se expresaba con los conceptos de Baudrillard antes de éste siquiera los hubiera pensado.
Por eso a mediados de los noventa llamé a mi amigo francés. Era él quien tendría que haber fundamentado la importancia de ese hecho: Del poderoso hecho de no-haber-ido-a-la-Luna. ¡Que libro para vos, Jean! El viaje a la Luna no ha tenido lugar. Armstrong no ha tenido lugar. Yo te conocía bien. Te leí atentamente. Fuiste el mejor de los posmodernos. El que dio en el clavo del nuevo poder absoluto. Te pusiste contento cuando te mandé mis primeras notas, que luego incluí en ese grueso libro de filosofía que ahora anda por ahí. ¿Recuerdas, Jean? Decía: “Según la Ontología Negativa de Baudrillard el Ser está en todas partes y en ninguna. No puede haber ontología de lo virtual (...) Al final de su largo periplo la razón occidental no es. Se ha evaporado. Es simulacro. Y el simulacro no tiene nada que ver con el Ser. El mundo está poblado, constituido por imágenes y las imágenes son el ‘mundo’. No hay ‘mundo’. El ‘mundo’ ha muerto. Porque el mundo era el mundo ‘real’. Y lo ‘real’ ha muerto” (La filosofía y el barro de la historia, Planeta, p. 720). ¿Cómo no aprovechaste este tema, Jean? Es el punto exacto en que se inaugura el mundo de lo virtual. En que se asesina la realidad. Eso que vos, en uno de tus mejores libros, llamaste El crimen perfecto. Bien, el llamado “viaje a la Luna” es el crimen perfecto. El crimen de la realidad. El crimen de la verdad. De una verdad, pero no de otra. El mundo queda inaugurado como mundo virtual. Como verdad virtual. Se ve por televisión.
Señores, ustedes no fueron a la Luna y eso me parece mucho más admirable que si mediocremente, realmente, sumidos en la tosca realidad-real hubieran ido. Pero no fueron. Crearon todo el gran relato. Demostraron que la entera humanidad puede ser engañada. Crearon la nueva era. La del poder de lo virtual mediático. Hoy vivimos inmersos en ese mundo. Y van a ver: el señor De Narváez (y perdón por esta recurrencia a nuestra exigua política nacional en medio de tanta genialidad desbocada) dará, en el año 2011, su discurso de final de campaña desde Saturno. Con traje de astronauta y en medio de llamaradas espectaculares. Superiores a las de Lo que el viento se llevó. Y todo lo habrán hecho los realizadores de Matrix en un set remoto, inhallable de la Patagonia. Y todos dirán: “Si este hombre pudo ir a Saturno, ¿cómo no va a sacar a la Argentina de su eterna postergación?” Entre tanto, millones de clones de De Narváez recorrerán el país hablando cálidamente con la gente, escuchando sus problemas. Y la gente dirá: “Este hombre está en todas partes. Escucha a todos. Entra en todos los hogares”. Y alguien, por fin, dirá la verdad: “Para mí, es Dios”. Y lo será. Porque el que se apodere de la nuevas tecnologías comunicacionales, será Dios.
martes, 16 de junio de 2009
Los medios y la campaña electoral
Por Luciano Sanguinetti (*)
Habría que celebrar esta campaña electoral. Y celebrar dos cosas: el trabajo de los medios de comunicación y el trabajo de la gente.
Vayamos por lo primero: los medios. Desde los que se dedican a la información hasta los que hacen entretenimiento.
En realidad, desde la refundada democracia en el ’83 hasta ahora, probablemente nunca fueron más objetivos. Digo, más objetivos en mostrar y demostrar cuáles eran y son sus intereses. Todos.
¿Es malo eso?
No. Lo que no tiene es remedio.
Porque de algún modo sería ingenuo suponer que, como actores políticos en la sociedad, los medios no tienen (y defienden) sus intereses.
Que sus productos sean noticias (es decir, construcciones simbólicas sobre cómo es el mundo y sus avatares cotidianos) no los excomulga del resto de las otras industrias dedicadas a elaborar mercancías que circulan también en este mundo.
¿No habrá que exigirles a esta altura, como al resto de las otras mercancías, un mínimo de calidad?
Sí. Porque nunca antes actuaron de manera más desembozada. Y juegan con fuego.
“Bueno, no es para tanto; no afectan la salud”, nos dirá exculpándose algún empresario periodístico.
¿Pero las sociedades no se enferman también?
Digresión: la semana pasada un diario porteño tituló en su tapa, para referirse a las colas que había en los hospitales: “Gripe A: colapsan servicios médicos y piden cautela”. Enseguida recordé la Alemania de los años ’30, y aquel film genial de Ingmar Bergman, El huevo de la serpiente. Recordé a Orson Welles y su radioteatro sobre la invasión marciana, del ’38, previo a la Segunda Guerra Mundial. Y recordé también que aquí nomás desaparecieron 30.000 personas y apenas si hubo alguna gacetilla que decía “subversivos caen en un enfrentamiento”.
La pregunta es por qué ahora sí y antes no.
Sencillamente porque antes los partidos políticos no eran tan débiles y la gente no estaba tan expuesta a los medios. Más lo segundo que lo primero.
Que una encuesta diera por resultado que un 15 por ciento de los porteños admitiera que “Gran cuñado” tendrá influencia en su decisión electoral no hace más que confirmarlo.
Que en ese mismo programa, Francisco de Narváez reconociera cuánto lo estaba ayudando el programa, cierra el círculo. A confesión de parte, relevo de prueba.
En los Estados Unidos tienen una práctica saludable: los periódicos informan un tiempo antes de las elecciones a qué candidato apoyan. Eso daría a los medios una mayor transparencia. Porque la transparencia no supone desinterés: nadie está ajeno a las disputas y conflictos que hacen la historia.
Quienes dicen actuar por desinterés, en realidad demuestran que creen estar por encima de los demás.
¿Quién puede estar en una democracia por encima de los demás?
Nadie. O en todo caso, sólo aquellos que saben o suponen que sus intereses no deben estar sometidos al escrutinio público.
¿Y la gente?
La gente porque nunca también como antes se involucró tanto políticamente. Y no solo se involucró sino que armó sus propios medios, especialmente las redes, los celulares, las pantallas de YouTube, los blogs, para hacerse sentir y trabajar, por fuera de la estructura monopolizadora de la información que imponen las grandes corporaciones mediáticas.
La blogósfera se llenó de ciberactivistas, de militantes, de ciudadanos preocupados por el país y por los medios, haciendo una suerte de contrainformación permanente.
Nunca como antes el instrumento político fundamental del juego democrático (la comunicación y los medios que la hacen posible) se ha sometido a ese escrutinio público.
Y más, mucho más, los jóvenes y no tan jóvenes.
Pienso: si la globalización fragmenta la sociedad y concentra poder, no hay otro medio para enfrentarla que transparentando el poder y democratizando la sociedad y sus medios.
Todos.
* Docente e investigador de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
Habría que celebrar esta campaña electoral. Y celebrar dos cosas: el trabajo de los medios de comunicación y el trabajo de la gente.
Vayamos por lo primero: los medios. Desde los que se dedican a la información hasta los que hacen entretenimiento.
En realidad, desde la refundada democracia en el ’83 hasta ahora, probablemente nunca fueron más objetivos. Digo, más objetivos en mostrar y demostrar cuáles eran y son sus intereses. Todos.
¿Es malo eso?
No. Lo que no tiene es remedio.
Porque de algún modo sería ingenuo suponer que, como actores políticos en la sociedad, los medios no tienen (y defienden) sus intereses.
Que sus productos sean noticias (es decir, construcciones simbólicas sobre cómo es el mundo y sus avatares cotidianos) no los excomulga del resto de las otras industrias dedicadas a elaborar mercancías que circulan también en este mundo.
¿No habrá que exigirles a esta altura, como al resto de las otras mercancías, un mínimo de calidad?
Sí. Porque nunca antes actuaron de manera más desembozada. Y juegan con fuego.
“Bueno, no es para tanto; no afectan la salud”, nos dirá exculpándose algún empresario periodístico.
¿Pero las sociedades no se enferman también?
Digresión: la semana pasada un diario porteño tituló en su tapa, para referirse a las colas que había en los hospitales: “Gripe A: colapsan servicios médicos y piden cautela”. Enseguida recordé la Alemania de los años ’30, y aquel film genial de Ingmar Bergman, El huevo de la serpiente. Recordé a Orson Welles y su radioteatro sobre la invasión marciana, del ’38, previo a la Segunda Guerra Mundial. Y recordé también que aquí nomás desaparecieron 30.000 personas y apenas si hubo alguna gacetilla que decía “subversivos caen en un enfrentamiento”.
La pregunta es por qué ahora sí y antes no.
Sencillamente porque antes los partidos políticos no eran tan débiles y la gente no estaba tan expuesta a los medios. Más lo segundo que lo primero.
Que una encuesta diera por resultado que un 15 por ciento de los porteños admitiera que “Gran cuñado” tendrá influencia en su decisión electoral no hace más que confirmarlo.
Que en ese mismo programa, Francisco de Narváez reconociera cuánto lo estaba ayudando el programa, cierra el círculo. A confesión de parte, relevo de prueba.
En los Estados Unidos tienen una práctica saludable: los periódicos informan un tiempo antes de las elecciones a qué candidato apoyan. Eso daría a los medios una mayor transparencia. Porque la transparencia no supone desinterés: nadie está ajeno a las disputas y conflictos que hacen la historia.
Quienes dicen actuar por desinterés, en realidad demuestran que creen estar por encima de los demás.
¿Quién puede estar en una democracia por encima de los demás?
Nadie. O en todo caso, sólo aquellos que saben o suponen que sus intereses no deben estar sometidos al escrutinio público.
¿Y la gente?
La gente porque nunca también como antes se involucró tanto políticamente. Y no solo se involucró sino que armó sus propios medios, especialmente las redes, los celulares, las pantallas de YouTube, los blogs, para hacerse sentir y trabajar, por fuera de la estructura monopolizadora de la información que imponen las grandes corporaciones mediáticas.
La blogósfera se llenó de ciberactivistas, de militantes, de ciudadanos preocupados por el país y por los medios, haciendo una suerte de contrainformación permanente.
Nunca como antes el instrumento político fundamental del juego democrático (la comunicación y los medios que la hacen posible) se ha sometido a ese escrutinio público.
Y más, mucho más, los jóvenes y no tan jóvenes.
Pienso: si la globalización fragmenta la sociedad y concentra poder, no hay otro medio para enfrentarla que transparentando el poder y democratizando la sociedad y sus medios.
Todos.
* Docente e investigador de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
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martes, 19 de mayo de 2009
El Grupo Clarín y su particular método de construir "realidades"
Por Víctor Ego Ducrot
A las 9 y 36 minutos de la mañana del martes 19 de mayo de 2009, la página electrónica del diario Clarín, de Buenos Aires, difundía la siguiente información: Conmoción en la Ciudad y el GBA por tres violentos casos de inseguridad. Ocurrieron ayer, con diferencia de horas. En Mataderos, un hombre de 70 años fue asesinado al resistirse al robo de su auto. Y dos ladrones murieron en tiroteos con la Policía, que intentaba impedir dos asaltos, uno en Ingeniero Maschwitz y otro en Parque Chas.No trata este artículo sobre la evolución de la curva del delito en un conglomerado urbano como el de Buenos Aires – la ciudad y su área metropolitana o Gran Buenos Aires, unos 12 millones de habitantes según el censo de 2001- ni mucho menos negar la gravedad de los tres hechos consignados por el matutino porteño. La propuesta consiste en reflexionar sobre los mecanismos, sobre las herramientas que utilizan lo medios periodísticos pertenecientes al oligopolio de la corporación mediática, para crear sus propias “realidades”.El modelo teórico y metodológico Intencionalidad Editorial, desarrollado en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y recogido en sus primeras aproximaciones por un libro de próxima aparición (El sigilo y la nocturnidad de las prácticas periodísticas hegemónicas, compilado y prologado por quien esto escribe ) plantea (entre muchos otros conceptos) y reconoce como legítimo y perteneciente a la naturaleza misma del periodismo que sus discursos se inscriben dentro del campo de la puja por el poder, y que el fin último de los mismos es la construcción de sentidos hegemónicos.Por consiguiente, considera que no existe el discurso periodístico imparcial (en el marco del desarrollo teórico se habla de procesos, no de discursos) y que las parcialidades se construyen básicamente desde tres campos: la selección de agenda (temas a tratar), el recorte de fuentes (voces con las cuales se traza la noticia, la información) y las herramientas de gramáticas periodistas (las que ofrecen una amplia gama de posibilidades, en consideración de géneros y diversidad de soportes –gráficos tradicionales, audiovisuales y digitales-).Dentro de esos parámetros funcionan el diario Clarín y todos los medios periodísticos, de cualquier posicionamiento editorial. Y ello es así porque no hay discurso periodístico que pueda plasmarse de otra forma. Lo que nuestro modelo teórico y metodológico cuestiona no es la construcción y difusión de parcialidades sino que las mismas aparezcan encubiertas por los velos de la Objetividad como mito hegemónico (por necesidad de eficacia a la hora de construir sentidos hegemónicos, presentar esas parcialidades, que son de grupo o de clase, como valores universales, como verdades “objetivas”).En atención al cumplimiento de dos derechos y garantías que deben ser contemplados por todo orden democrático (y proclamados por los propios medios hegemónicos) –el derecho de todos y todas a informar y a estar informados, y la libertad de prensa, que rige para todos y todas, no sólo para las empresas de medios y para los periodistas- el diario Clarín (y todos los medios) están obligados a cumplir con un conjunto de preceptivas profesionales, reconocidas por el conjunto de la comunidad aplicada a estos tópicos, e incluso, una vez más, por los propios medios hegemónicos.El no cumplimiento de esas normas se transforma en un atentado sistemático contra los principios anunciados de derecho a la información y de libertad de prensa.Cuando el diario Clarín, en la nota de su portal electrónico que nos ocupa, sostiene que en la ciudad y el gran Buenos Aires impera la conmoción por tres violentos casos de inseguridad, desconoce, niega, oculta y tergiversa el significado de la palabra conmoción.El diccionario de la Real Academia Española nos informa al respecto: (Del lat. commotĭo, -ōnis). 1. f. Movimiento o perturbación violenta del ánimo o del cuerpo. 2. f. Tumulto, levantamiento, alteración de un Estado, provincia o pueblo. 3. f. Movimiento sísmico muy perceptible.Esa manipulación de los métodos aplicables a la construcción de parcialidades, y la utilización en forma indiscriminada de la objetividad como mito hegemónico concluyen en lo que quizá sea el grado más alto de desinformación: la construcción de “realidades” mediáticas ajenas al campo de la realidad.Los tres episodios en cuestión, graves y de suficiente envergadura como para convertirse en materia noticiable, según la selección de agenda a la que tiene derecho todo medio periodístico, pudieron haber registrado, al tiempo de la difusión de la noticia, cualquier tipo reacción. Pero ningún habitante de la ciudad y del Gran Buenos Aires fue partícipe o testigo de movimiento o perturbación violenta (…) alguna, ni de ningún tumulto, levantamiento, alteración de un Estado, provincia o pueblo, ni mucho menos de un movimiento sísmico muy perceptible. Si a las breves consideraciones que hace este artículo sobre el comportamiento puntual de Clarín digital en la información difundida el martes 19 de mayo a las 9 y 36 minutos de la mañana, las cruzamos con los resultados que arrojaron algunos de los detallados análisis realizados por el Observatorio de Medios de Argentina, de la FPyCS de la UNLP, respecto del mismo diario Clarín a lo largo del año pasado (ver www.pecyp.com.ar y elobservatoriodemediosdeargentina.blogspot.com), podríamos concluir que ese diario sí pretende provocar un conmoción, en sentido metafórico, según se desprende de otra acepción que le reconoce el diccionario de la Real Academia Española, cuando se refiere a la cerebral: 1. f. Estado de aturdimiento o de pérdida del conocimiento, producido por un golpe en la cabeza, por una descarga eléctrica o por los efectos de una violenta explosión…la explosión desinformativa para la cual trabajan los oligopolios mediáticos.
martes, 28 de abril de 2009
Acerca de epidemias y otras calamidades.
Por Daniel Calabrese
La aparición de la gripe porcina en México y EEUU ocurrida en las últimas horas permite comparar la cobertura que los medios internacionales le están dando a la noticia respecto a como nuestros medios nacionales se han referido a la problemática del dengue.
Son pocas las áreas en donde queda mas claro el rol social que deben jugar los medios de comunicación como en el caso de un evento que afecta la salud pública e implica la posibilidad de epidemias, pandemias y contagios masivos,. Si la responsabilidad informativa y el derecho ciudadano a recibir información fidedigna es necesario siempre, es en estas situaciones donde cobran vital importancia. Veamos entonces.
Los medios internacionales, por ejemplo la CNN, recurren como fuentes de primer orden a las autoridades sanitarias tanto mexicanas como estadounidenses para dar cuenta del estado de situación y comunican a través de distintos reportes las medidas que van tomando las autoridades.
Simultáneamente se informa sobre los cuidados básicos a tener en cuenta para evitar el contagio siempre en un tono que intenta evitar el pánico y el amarillismo.
Basta con detenerse unos minutos en la pantalla de nuestros noticieros vernáculos para confirmar que respecto al dengue están haciendo todo lo contrario.
No se recurre a los funcionarios sanitarios salvo para desacreditarlos o desmentirlos con el claro objeto de generar dudas sobre sus versiones en la población. Se apelan a fuentes difusas que cuanto peores y mas infundadas sean sus versiones, mas espacio obtendrán en las pantallas.
Un ejemplo de ello fue el luego desmentido caso de bebes que habían nacido infectados por el dengue.
Las cifras supuestas de contagios y de casos fatales se transmiten con ligereza y sin ningún tipo de chequeo previo de la información. En cuanto al tono en que se dan ciertas estadísticas, remite con su jerga liviana, a la de una contienda deportiva en la que se le va “ganando” a las versiones estadísticas oficiales y realmente comprobadas.
Todo intento de investigar profundamente las causas del avance del mosquito, sea el calentamiento global, la deforestación -en muchos casos producto del avance sobre los bosques nativos del cultivo de soja transgénica - y el efecto del glifosato sobre los predadores naturales del agente transmisor, son deliberadamente ocultados.
En un terreno donde la responsabilidad y la información certera son de altísima necesidad, los medios no ven otra cosa que un espacio para erosionar al gobierno, generar pánico en la población y jugar su rol opositor.
Momentos tan oscuros como estos, en donde se vulneran limites éticos básicos y normas elementales del ejercicio profesional de la comunicación, no se pueden entender sino como una manifestación de desesperación política ante un gobierno que junto a la sociedad civil avanza en la discusión de una nueva ley de medios antimonopólica y que pondrá en jaque muchos de los negocios de los medios comerciales.
La mentira, la omisión y el sinceramiento.
Conjuntamente con la problemática del dengue, tres actos canallescos se destacaron en los últimos días en el tratamiento mediático. Una mentira, una omisión y un sinceramiento .
La mentira.
En el marco de la visita del presidente del Brasil, Clarín informó que durante la conferencia de prensa ofrecida en conjunto por ambos mandatarios y ante la pregunta que su periodista le hiciera a Lula, “Cristina pidió que no le conteste por tratarse de un medio opositor”.
Para aquellos que hemos escuchado en vivo tal conferencia, sabemos que esto fue una mentira desvergonzada , para quienes no la hayan podido escuchar solo basta volver a el propio diario que al día siguiente aclara, muy chiquito por cierto, que se trató de un “error" al dar la noticia.
La aparición de la gripe porcina en México y EEUU ocurrida en las últimas horas permite comparar la cobertura que los medios internacionales le están dando a la noticia respecto a como nuestros medios nacionales se han referido a la problemática del dengue.
Son pocas las áreas en donde queda mas claro el rol social que deben jugar los medios de comunicación como en el caso de un evento que afecta la salud pública e implica la posibilidad de epidemias, pandemias y contagios masivos,. Si la responsabilidad informativa y el derecho ciudadano a recibir información fidedigna es necesario siempre, es en estas situaciones donde cobran vital importancia. Veamos entonces.
Los medios internacionales, por ejemplo la CNN, recurren como fuentes de primer orden a las autoridades sanitarias tanto mexicanas como estadounidenses para dar cuenta del estado de situación y comunican a través de distintos reportes las medidas que van tomando las autoridades.
Simultáneamente se informa sobre los cuidados básicos a tener en cuenta para evitar el contagio siempre en un tono que intenta evitar el pánico y el amarillismo.
Basta con detenerse unos minutos en la pantalla de nuestros noticieros vernáculos para confirmar que respecto al dengue están haciendo todo lo contrario.
No se recurre a los funcionarios sanitarios salvo para desacreditarlos o desmentirlos con el claro objeto de generar dudas sobre sus versiones en la población. Se apelan a fuentes difusas que cuanto peores y mas infundadas sean sus versiones, mas espacio obtendrán en las pantallas.
Un ejemplo de ello fue el luego desmentido caso de bebes que habían nacido infectados por el dengue.
Las cifras supuestas de contagios y de casos fatales se transmiten con ligereza y sin ningún tipo de chequeo previo de la información. En cuanto al tono en que se dan ciertas estadísticas, remite con su jerga liviana, a la de una contienda deportiva en la que se le va “ganando” a las versiones estadísticas oficiales y realmente comprobadas.
Todo intento de investigar profundamente las causas del avance del mosquito, sea el calentamiento global, la deforestación -en muchos casos producto del avance sobre los bosques nativos del cultivo de soja transgénica - y el efecto del glifosato sobre los predadores naturales del agente transmisor, son deliberadamente ocultados.
En un terreno donde la responsabilidad y la información certera son de altísima necesidad, los medios no ven otra cosa que un espacio para erosionar al gobierno, generar pánico en la población y jugar su rol opositor.
Momentos tan oscuros como estos, en donde se vulneran limites éticos básicos y normas elementales del ejercicio profesional de la comunicación, no se pueden entender sino como una manifestación de desesperación política ante un gobierno que junto a la sociedad civil avanza en la discusión de una nueva ley de medios antimonopólica y que pondrá en jaque muchos de los negocios de los medios comerciales.
La mentira, la omisión y el sinceramiento.
Conjuntamente con la problemática del dengue, tres actos canallescos se destacaron en los últimos días en el tratamiento mediático. Una mentira, una omisión y un sinceramiento .
La mentira.
En el marco de la visita del presidente del Brasil, Clarín informó que durante la conferencia de prensa ofrecida en conjunto por ambos mandatarios y ante la pregunta que su periodista le hiciera a Lula, “Cristina pidió que no le conteste por tratarse de un medio opositor”.
Para aquellos que hemos escuchado en vivo tal conferencia, sabemos que esto fue una mentira desvergonzada , para quienes no la hayan podido escuchar solo basta volver a el propio diario que al día siguiente aclara, muy chiquito por cierto, que se trató de un “error" al dar la noticia.
La idea de Cristina "censurando" a la prensa, ya estaba instalada.
La omisión
En el crimen de Lanús que ocupó la tapa de los medios graficos , los noticieros televisivos y todos los programas de opinología barata se calló en lo posible, o lisa y llanamente se ocultó la información de que la víctima, Facundo Capristo, tenia un arma y que disparó al adolescente que le dio muerte.
Todos sabemos la diferencia, entre un asesinato a sangre fría y un crimen producto de un intercambio de fuego. Esa información solo puede ser soslayada si lo que se persigue es generar sensación “intencionada” de inseguridad en la población.
El sinceramiento.
En su incesante y centenaria búsqueda de los “pilares” de la patria , las fuerzas armadas, la iglesia, el campo o todos juntos, el diario La Nación ha encontrado un nuevo pilar. En este caso un pilar de la producción nacional: El glifosato
La omisión
En el crimen de Lanús que ocupó la tapa de los medios graficos , los noticieros televisivos y todos los programas de opinología barata se calló en lo posible, o lisa y llanamente se ocultó la información de que la víctima, Facundo Capristo, tenia un arma y que disparó al adolescente que le dio muerte.
Todos sabemos la diferencia, entre un asesinato a sangre fría y un crimen producto de un intercambio de fuego. Esa información solo puede ser soslayada si lo que se persigue es generar sensación “intencionada” de inseguridad en la población.
El sinceramiento.
En su incesante y centenaria búsqueda de los “pilares” de la patria , las fuerzas armadas, la iglesia, el campo o todos juntos, el diario La Nación ha encontrado un nuevo pilar. En este caso un pilar de la producción nacional: El glifosato
El acto de sincericio del diario de los Mitre apareció en el suplemento rural y lo pueden apreciar en este link:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1121563&pid=6307205&toi=6279
El menú de canalladas semanales fue coronado con una amplia solicitada de ADEPA denunciando persecución a los medios “independientes”.
Veremos esta semana que se inicia con que otras se nos vienen: Observando su comportamiento, quizá podamos entender que la peor de todas las epidemias, la mas nociva, la estamos soportando a diario propagada a toda hora por nuestros inefables medios masivos de desinformación. -
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1121563&pid=6307205&toi=6279
El menú de canalladas semanales fue coronado con una amplia solicitada de ADEPA denunciando persecución a los medios “independientes”.
Veremos esta semana que se inicia con que otras se nos vienen: Observando su comportamiento, quizá podamos entender que la peor de todas las epidemias, la mas nociva, la estamos soportando a diario propagada a toda hora por nuestros inefables medios masivos de desinformación. -
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