lunes, 31 de agosto de 2009

De como contrarrestar el Napalm mediático y otras yerbas.

Por Daniel Calabrese
Finalmente el proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales llegó al Congreso.
Si el 29 de junio alguien le hubiera podido preguntar a los estrategas de la maquinaria mediática si era posible imaginarse este escenario, le hubiera resultado disparatado.
Para ellos se trataba solo de esperar dos años la transición inerte de un gobierno debilitado y desprestigiado hacia otro que domesticado, volviera todo a la “normalidad”.
Pero luego de los primeros días de euforia postelectoral, algunos síntomas comenzaron a demostrar que algo no iba del todo bien. Sus candidatos y alianzas electorales comenzaron a resquebrajarse antes de tiempo. Las peleas intestinas dentro del menú de políticos del lobby monopólico fue quizá el primer síntoma que les debía haber advertido que la suerte definitiva no estaba echada. "La pelota está picando y la oposición no se anima a tomarla" advertía desde su tribuna el jefe de los estancieros.
El error fundamental de todos modos, no vino de la banalidad y el egoísmo personal de los candidatos de plástico que suelen construir. El desliz “estructural” fue cometido por el propio grupo mediático que en un acto de soberbia extrema, intentó someter a mayores vejámenes a las autoridades del futbol local. Asi, ante el pedido de socorro desesperado de Grondona y compañía por no poder pagarle el sueldo ni a los utileros, los dioses mediáticos se cegaron. El Titanic que con orgullo declamaba “que podía poner y sacar gobiernos” sufrió una resquebrajadura estructural. Un inocente error de cálculo que no previó el lugar de desesperación en el que estaban las autoridades del futbol y que fue agrandándose manifestandose con otros síntomas. El futbol ya no tenía el mismo bloque monocorde en los medios que el conflicto “campo vs gobierno”. El gobierno actuó con reflejos y así llegamos a la emotiva presentación de la ley llevada al parlamento por miles y miles en un acto inédito.

En este momento estamos.
El peor error que se puede cometer en estas nuevo escenario es subestimar las fuerzas del adversario tal como hizo el monopolio.
Creo entonces que ahora y quizá mas que nunca, debemos considerar algunos aspectos a mi modo de ver fundamentales y que trascienden la capacidad que tengan los legisladores del campo nacional y popular para generar los consensos necesarios.
El ejecutivo ya hizo su papel y lo seguirá haciendo, el legislativo tratará de aunar y cristalizar las fuerzas parlamentarias para lograr que el proyecto se apruebe con las lógicas modificaciones que supone su paso por el parlamento.

Pero.. ¿Qué podemos y debemos hacer entonces todos aquellos que queremos una política de comunicación democrática? Aca van algunas reflexiones.
Las próximas movidas retóricas de la gran bestia enardecida son de manual.
“Plan mordaza”
“Control de la “prensa libre”
“Plan chavista de persecución a la prensa”
“Criticas de Adepa, la iglesia y la SIP”
“Embajada americana cuestiona…”
“Agredieron instalaciones de ……”
Si sabemos cual es la batería de municiones con la que defenderán sus intereses, se trata de mojarles la pólvora. ¿Cómo? advirtiéndole a la población todas las operaciones por anticipado. Anticipemos a la población el NAPALM mediático con el que seremos bombardeados.

Uno, dos, tres, cien Capusotos
La inimitable figura del gran artista debe servir como ejemplo para reproducir ese maravilloso registro que maneja endiabladamente: La parodia. No solo se trata de uno de los modos mas efectivos que se han dado las clases populares para ridiculizar a los poderosos a lo largo de la historia, sino que es un registro que permite que nuestra salud resista a través de la alegría y la sonrisa. Sus burdas falacias serán inocuas si las subvertimos con la ironía.

Una , dos, tres, cien Marianas Moyanos
Desde su columna radial y televisiva esta analista de medios está marcando el ejemplo de lo que deben hacer todos aquellos que tienen la posibilidad de desmontar la permanente andanada de falacias que cometen los medios y sus escribas. Pongamos a trabajar a todos los que pueden realizar la tarea de analizar los discursos de los medios y desmontarlos. Sería a esta altura un error estratégico imperdonable que el gobierno democrático crea que esta discusión cultural, política y económica se puede ganar en una batalla de “aparatos” legislativos sin generar corrientes de opinión, sin demostrar lo que está en juego a la mayor cantidad posible de población. Son centenares los comunicadores, periodistas, semiólogos que han sido formados en una concepción popular y democrática de la comunicación y que soñaron desde hace décadas con el momento en el cual se discuta una nueva ley de la democracia.
Es el gobierno quien tiene que entender y aprovechar todos los recursos profesionales con los que cuenta en el seno del pueblo.

Arma secreta
Por último quizá la fundamental de las tareas es en la calle con nuestro pueblo.
Para eso tenemos un arma secreta que puede contrarrestar el napalm mediático.
Nosotros podemos utilizar una mágica oración que ellos no pueden: “Tomá leé el proyecto y sacá tus propias conclusiones”. Nosotros podemos interpelar a lo mejor de cada ciudadano y su capacidad individual de discernimiento. Ellos solo pueden “interpretarle” bajo el tamiz del miedo, la simplificación, la omisión o la canallada descarada en su cometido eterno de seguir construyendo “doñas Rosas”.
El monopolio cometió un nuevo error. Luego de omitir toda información sobre la ley y los foros de debate suponiendo que nunca llegaría al Congreso, ahora sale desesperadamente a vomitar por todos sus canales "el ataque a la prensa independiente”. Bien aprovechemos la difusión, mostrémosle a la mayoría de la gente de que se trata la nueva ley sin mediaciones, invitando a su lectura. Ahora que sacamos a los monopolios de la táctica de ningunearla, confiemos en generalizar el debate y que cada ciudadano sepa de qué se trata.

Será un proceso de discusión maravilloso que en el peor de los casos, aun cuando en las legislaturas salgan victoriosos los lobbistas de los monopolios y las valijas de Rendo, acarreará si lo sabemos aprovechar, un cambio cultural fundamental: la capa de invisibilidad de los medios de comunicación que los encubre como actores centrales de la política será finalmente descubierta, y ese cambio cultural, no hay Judas Iscariote alguno que pueda desempatarlo con votos no positivos.

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